“Paquito el chocolatero” como Patrimonio Mundial
“Paquito el chocolatero” como Patrimonio Mundial
Son muchos los factores que convierten a “Paquito el chocolatero” como Patrimonio Mundial. El principal de ellos es el fenómeno “febril” con que poco a poco ha ido inundando las calles y salones de baile de más de 32 países de los 5 continentes, a su ritmo pegadizo y festivo de pasodoble valenciano, mientras y por otro lado, nadie o raras veces se ha acordado nunca de su Autor. Seguramente tú que lees esto, lo has bailado alguna vez y probablemente tampoco sepas quién fue su compositor. No te preocupes, yo tampoco (sin consultarlo) y precisamente añadiré una anécdota que hace todavía más incomprensible que no lo recuerde.
Porque “Paquito el chocolatero” es ese tipo de música que se convierte en himno allá donde se escucha. Es la composición musical más reproducida de todos los tiempos, y que más beneficios en dólares y euros ha generado para la SGAE por “derechos de Autor”, llevándose por delante a cualquiera desde que Verdi solicitara “proteger los derechos de Autor”, incluyendo con esto a Elvis Presley, Michael Jackson, The Beatles, Abba, Julio Iglesias o Rihanna, por deciros algunos artistas superventas de todos los tiempos. No existe dj que se precie en el mundo que no lleve en su repertorio esta popular canción sin letra (aunque la tiene), y se puede escuchar sobre todo en las bodas, bautizos, comuniones y actos festivos de todo el mundo.
Me di cuenta de que esta composición se ha convertido en Patrimonio de la Humanidad, cuando escuché a unos pamplonicas, a unos madrileños, también a gaditanos y hasta unos franceses de Bayona decir que “es suya”, pues estos últimos compraron sus derechos y ostentan actualmente el récord Guiness a la “fila bailando el Paquito el chocolatero” más numerosa del mundo. Plazas de toros, gradas de campos de fútbol, baloncesto, con o sin banda de música, suelen entonar casi espontáneamente este pasodoble que ha quedado en la memoria colectiva.
Gustavo Pascual Falcó fue el creador de la obra. Natural de Cocentaina (Alicante), vio la luz en 1909. De salud muy delicada, falleció muy joven a la edad de 37 años en Valencia. Cursó sus estudios musicales siendo muy pequeño, cuando ya dominaba el clarinete con sólo 10 años de edad. Sus estudios musicales de carrera los realizaría en el Conservatorio de Música de la vecina Alcoy, cuyas Fiestas de Moros y Cristianos le darían a su obra una gran repercusión nacional e internacional. Fuera de su ciudad natal, esta población sería la primera en adoptar el tema como himno festero, causando un gran impacto entre los festeros y millares de visitantes de las Fiestas.
Gustavo Pascual compuso “Paquito el chocolatero” en 1937 junto a varias obras (al menos 2 más), en una atmósfera más o menos tranquila de la Sierra de Mariola, cerca del Castillo de Cocentaina. La anécdota (y por razones obvias no quiero extenderme demasiado) resulta dada por la proximidad de la casa de campo que la familia de mi abuelo paterno tenía en el vecindario, y que por situaciones de la vida, se refugiaron durante la Guerra Civil tanto mi abuela como mi padre, conociendo y visitando a menudo al joven maestro, que les transmitió sin duda, ese amor por la música tan profundo atesorado a lo largo de sus vidas. En la fotografía que sigue, y que me llena de satisfacción mostrarla pues aparece mi padre, se trata del honor (suerte) más grande al que un festero alcoyano puede aspirar, como es desfilar en un año centenario, en concreto en el VII Centenario de la Adoración a San Jorge, celebrado en 1976, en una Escuadra Especial capitana y de cargo (cabo) de la misma.
Ese mismo espíritu por la música embarga todavía más a los creadores. Componer un tema para las Fiestas Patronales de tu pueblo y escuchar los sones de “tu música” llenando el entorno, seguramente le sumaba a Gustavo el ánimo suficiente para resistir los dolores constantes que sufría. Resulta muy llamativo que alguien que sufre “invente” el himno más alegre de la vida. En 1937, como gesto de cariño hacia su cuñado Francisco Pérez Molina, conocido como Paquito el Chocolatero, cuya familia era evidente a qué se dedicaba, le dio a elegir una composición de las tres que le mostraba para ponerle título. Tras una breve interpretación a la guitarra de las piezas, Paquito no lo dudó, eligiendo la que pasará a la posteridad como la música más veces interpretada de la Historia. En 1941 se estrenaría en las Fiestas de Moros y Cristianos de Cocentaina, sin duda un broche de alegría a la, por fin, terminada Guerra civil.
La partitura original de Gustavo Pascual tiene letra en valenciano y actualmente se han estrenado composiciones inéditas del maestro. La muerte más o menos prematura y las circunstancias caóticas de la postguerra, dejaron una laguna muy grande en la obra de este Autor. A medida que se interpretaba el tema libremente, más autores la versionaban, siendo hasta la fecha, la obra más interpretada y versionada del mundo. De las Fiestas de las localidades donde se crió el Autor, pasaría en la década de los años 40 a interpretarse en las de los pueblos de la provincia: en Alicante capital, Villena (donde se dice que se creó el típico agacharse y el grito de ¡Eh! ¡Eh! Por un tal “Roña”), pasando luego, como un reguero de pólvora, hacia el resto del Reino de Valencia y resto de España.
Un largo contencioso comenzado a principios de los años 70 entre la familia heredera y los numerosos artistas que se estaban lucrando del tema “sin pagar ningún derecho”; sumado a las “dudas legales” entre los mismos familiares del Autor: entre su viuda, y el dueño de la partitura regalada, es decir de su hermano Francisco Pérez, ha ido alargándose durante casi 40 años, acumulado un sinfín de anécdotas y leyendas y, sobre todo, una cantidad de dinero para la SGAE incalculable, pues varía según quien lo exponga, entre los 14 y los 52 millones de euros generados. Otro de los privilegios del que goza esta “Asociación”, compuesta por más de 100.000 artistas, es la de no estar obligados a “rendir cuentas”, como otros Organismos y Fundaciones. La última revisión de la legislación al respecto, ha destapado algunos escándalos financieros protagonizados por los ahora exdirectivos de la controvertida Sociedad General de Autores y Editores. En fin, “Paquito el chocolatero” pertenece ya al mundo. Personalmente he crecido escuchando y bailando a su ritmo y también la considero como algo mía, muy metida en mi alma y en mi corazón.
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Toni Ferrando.