El Derby de Kentucky desde 1875
Las carreras de caballos son uno de los espectáculos más antiguos de la humanidad, probablemente el que más sin haber alterado nunca sus reglas, ya que se trata de comprobar qué jinete con su caballo llega antes a la meta, habiendo salido todos los competidores al mismo tiempo. Una de las carreras consideradas míticas y más antiguas de los tiempos modernos es el Derby de Kentucky (Louisville), que se celebra desde 1875 y reúne cada año a más de 150.000 espectadores y a la flor y nata de la sociedad americana, además de a famosos de cine, música, televisión, deportes y de las artes en general. Es sin duda la carrera más esperada en los Estados Unidos y la frase “los dos minutos más excitantes del deporte”, queda grabada en la Historia de esta nación, como referencia directa a este Gran Premio.
Las tierras del Estado de Kentucky han sido siempre generosas de pastos ricos en minerales y calcio, muy indicados para la cría de caballos de purasangre y de carreras en general y así ocurrió desde que se asentaron los primeros colonos occidentales, teniendo a finales del siglo XVIII ya buena fama de excelentes animales que ya competían en las mejores carreras de su tiempo. Pero terminaba el siglo XIX y todavía Kentucky no tenía su propio espectáculo de carreras “decente”, a pesar de poseer buenos ejemplares, jinetes y afición de sobra.
La iniciativa de Meriwether Lewis Clark, Jr., tras sus viajes por Inglaterra y Francia, por organizar en su tierra natal eventos hípicos similares, y la generosidad de sus familiares John y Henri Churchill, que donaron las tierras para las instalaciones, se darían las condiciones para inaugurar un coqueto hipódromo, cuyo primer Derby se celebraría el 17 de mayo de 1875, con la asistencia de unos 10.000 espectadores, cifra nada desdeñable y referencia evidente de la afición tan grande por los caballos que se tenía y se tiene en el Estado. Tras las distintas ampliaciones, aquellas primitivas instalaciones se han convertido hoy en día en uno de los hipódromos más modernos y mejor equipados del mundo.
La Historia de Churchill Downs (nombre por el que se conoce el hipódromo desde 1937), está repleta de anécdotas de toda índole. En cuanto a lo deportivo, se puede resaltar que el jinete más joven en ganar esta carrera fue Alonzo “Lonnie” Clayton, con 15 años en 1892. La primera amazona aparecería en el año 1904, se llamaba Laska Durnell y ganó dicha edición. En 1915 ganaría por primera vez una potranca de nombre “Regret”. La importancia deportiva de este evento fue siempre tan elevada que sería seguido en directo por las radios nacionales y después en televisión con los niveles de audiencia más espectaculares.
Para “ampliar horizontes” (entiéndase ingresos), a partir de 1915 comenzaron a disputarse Grandes Pruebas, que incitaba a la revancha deportiva, repitiendo la carrera en distintas ciudades del país, pero oficialmente sería en 1930 cuando se creó la definitiva Triple Corona (término periodístico usado por primera vez por Charles Hatton), tras el Derby de Kentucky, se celebra el Preakness Stakes de Baltimore y el Belmont Stakes de Nueva York, siendo considerados “caballos de leyenda” los potros que consiguen vencer en las tres. El mítico purasangre “Secretariat” posee todavía el récord de la pista, recorrida en 1 minuto y 59 2/5 segundos desde el año 1973.
En cuanto a las anécdotas de la sociedad que se reúne todos los años en esta llamativa fiesta del caballo, debe destacarse primeramente la indumentaria, con los anchos sombreros de todo tipo en ellas (moda imitada de París y sobre todo de la Royal Ascot británica). La flor emblema de Churchill Downs es la rosa, y se hace visible por todas partes. Se suele comer el “burgoo”, un guiso de ternera, pollo, cerdo y muchas verduras, y se suelen consumir alrededor de 80.000 “mint juleps”, un refresco a base de menta y bourbon, que se ha convertido en la “bebida oficial” de la carrera. A pesar de la corta durabilidad de la carrera, los prolegómenos y celebraciones dan para negocios, pases delante de las cámaras y comentarios para todos los gustos y ámbitos, laborales y domésticos de ricos y famosos.
En esta 141 edición del Derby de Kentucky ha ganado American Pharoah, un purasangre que ha ganado la Triple Corona, que es como decir: uno de los mejores caballos de carreras de todos los tiempos, comparable a Secretariat (sin duda el mejor, con permiso de Seabiscuit), Affirmed, Seattle Slew, Citation, Assault, Count Fleet, Whirlaway, War Admiral, Omaha, Gallant Fox y Sir Barton, el primer super ganador en 1919, un puñado de nombres de animales que han pasado a la historia gráfica, incluso del cine. Drama, sacrificio y gloria en casi un siglo y medio de uno de los deportes más bellos y antiguos de la Humanidad.
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Toni Ferrando.
