Más afrodisíacos naturales
Los científicos orientales llevan más de una década investigando todos esos “filtros de amor” que a los occidentales nos parecen verdaderas rarezas o excentricidades, como el pene de ballena y tiburón, pétalos de orquídea y de plantas carnívoras, o los comentados en el primer post que publiqué dedicado a los afrodisíacos, y que tan gravemente han herido los ecosistemas por su continua caza o recolección. Los científicos son siempre iguales en todas las latitudes en lo referente a “posibles supersticiones” y leyendas y ninguno de ellos encuentra resultados definitivos que aporten claridad a todos estos elixires supuestamente potenciadores de la virilidad o que despierten el deseo realmente en las personas.
Pero existen en la Naturaleza algunos alimentos en forma de vegetal o animal que han convencido más o menos a la escéptica familia científica. Hemos visto hasta ahora los más leves o de acción lenta. Conozcamos ahora los que se consideran más poderosos. En orden de menos a más, tenemos un abanico de sustancias que provienen del mundo vegetal que siempre han estado vinculados al “amor”, como por ejemplo las fresas, el anís, el regaliz, el aguacate, el jengibre, la canela, la nuez moscada, el azafrán y el ginseng. La fresa es posiblemente el primer cosmético y se utilizaba para abrillantar los labios, darle color a las mejillas y refrescar la boca. De hecho, se sigue usando así, al igual que los egipcios hace 5.000 años. Azúcares, proteínas y vitamina C, pero estimulan, además combaten el colesterol y mejoran la circulación de la sangre. Se han encontrado semillas de esta fruta en los tarritos cosméticos de las culturas más significativas. Las ciudadanas romanas también las utilizaban como dentífrico y como pintalabios hace 20 siglos. Nosotros intensificamos su poder con chocolate fundido y contrastamos su sabor con el cava, elementos perfectos para la seducción.
Otro factor a tener en cuenta es la sugestión. Si alguien no quiere ser seducido o no está para besos ni abrazos, no existe en la Naturaleza nada conocido que despierte específicamente el deseo, tan sólo sustancias que alteren nuestro estado de consciencia y eso entra dentro de la química, drogas al fin y al cabo. El anís se usaba antiguamente en Oriente como remedio casero efectivo contra la impotencia. Plinio además nos describe las propiedades de este condimento alimenticio como remedio para dolencias gástricas y como eficaz tranquilizante. Algunos historiadores creen que la frase “luna de miel” está relacionada con una receta milenaria a base de semillas de anís con miel y que se usaba como un potente estimulador de la libido. El anís despierta el ánimo y eso sería suficiente para Freud a considerarlo como afrodisíaco probablemente. Algo debe tener en su composición para que desde hace milenios se tome como si fuese medicina, sea en infusión, en forma de condimento o pulverizando las semillas y diversas partes de la planta.
La raíz de regaliz, esos tallitos tan corrientes entre los españoles hace unas décadas y que luego se pueden conseguir en forma de pastilla o barrita de color negro, producen una cantidad considerable de estrógenos en nuestro organismo. En ellas estimula el apetito y está comprobado que también el deseo sexual. En el hombre mejora el riego sanguíneo, de manera que podemos considerarlo como afrodisíaco en general. El problema es que en pocas cantidades combate los problemas gástricos, pero si nos excedemos en la dosis provoca diarreas, así tenemos una contradicción doble: puede curar y puede herir y también puede despertar la libido y si nos excedemos, sufrir molestias. No es aconsejable su uso indiscriminado, pero podemos probar en pequeñas cantidades.
El aguacate, a pesar de ser una fruta, no se emplea habitualmente como tal, sino como entrante para ensaladas o acompañando a otros alimentos, ya que su sabor no es demasiado dulce como para tomarlo sólo. Pero su carne es rica en vitaminas A, C, D, K, E y varias “B”: B1, B2, B3, B5. B6, B9, algo que lo convierte en un alimento muy saludable, aunque en Europa no tengamos mucha costumbre de consumirlo. Sería Hernán Cortés quien lo llevaría a España en el siglo XVI, pero no tuvo demasiado éxito. Además de en la cocina, el aguacate se emplea en farmacología y herbolarios o “Natural Shops”, tanto su carne tratada como sus semillas. Fortalece el sistema cardiovascular. Entre los antiguos Mayas y Aztecas ya se usaba como un potente afrodisíaco tanto para la mujer como el hombre. El brebaje más efectivo para levantar la libido eran sus semillas machacadas, pero cuidado, pues también se sabe que tiene efectos secundarios en algunas personas que sufran ciertas dolencias (como la diabetes) o mujeres embarazadas, pues también puede provocar abortos. Así que os recomiendo que os informéis antes de probar ningún producto. Escoged siempre los artículos bien precintados y que incluyan folletos explicativos y etiquetas claras.
Su carne es ideal como mascarilla hidratante/revitalizante para el rostro. Su alto contenido en vitaminas y con casi 4 calorías por fruto nos puede hacer pensar en su poder para levantar el ánimo. Realmente se puede considerar afrodisíaco si nos basamos en eso, pero las demás frutas, como el kiwi, también tienen altas concentraciones de vitaminas, incluso más en vitamina C, por ejemplo. La respuesta la tenemos en su semilla. Así que su pulpa nos puede producir energía y su semilla “estimulación”, deseo sexual, pero os repito la sugerencia de consultar al herbolario o al especialista antes de lanzarse a consumirlo de manera repetida. Si le ha funcionado a tantos y desde hace tantos siglos, será porque algo de afrodisíaco tiene el aguacate.
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Toni Ferrando.