Hovding el casco invisible y otros inventos

admin 17 mayo, 2014

A veces nos parece que ya está todo inventado. Claro, es que la tecnología avanza tanto, vivimos en un mundo de conectividad y es como si ya no prestáramos atención a otras aparentemente pequeñas pero al mismo tiempo importantísimas necesidades. Pero para esto existe la inventiva y el diseño, para que unos cuantos iluminados se sacrifiquen durante años en pos de conseguir convertir una realidad que parecía imposible. Cuando la imaginación se cruza con la tecnología, nos encontramos con un mundo diferente, en el que, como en los cuentos, todo puede convertirse en realidad.

El mundo deportivo es espectacular en este sentido y está haciendo realidad cosas que hasta hace bien poco nos parecían de ciencia ficción. No hace mucho publicamos en este blog un artículo sobre las Google Glass, que nacieron con este espíritu futurista eso sí, después de que las Airwave 1.5 de Oakle ya estaban comercializadas con sus funciones de medidas biométricas, GPS y marcador de itinerarios para la nieve. El mundo deportivo profesional es una fiesta de alta tecnología aplicada, desde las camisetas biométricas, hasta los tejidos inteligentes, nuevos materiales rígidos y livianos. Otro ejemplo que es merecedor de un artículo en exclusiva es la máscara de buceo Easybreath de Tribord (empresa perteneciente a Decathlon), ganadora del premio a la innovación “Oxylane Innovation Award” transformando por completo la experiencia de la inmersión subacuática al permitir respirar bajo el agua tanto por la nariz como por la boca, con 180 grados de visión, sistema antivaho y seguridad anti entrada de agua. Lo mejor, está comercializada por tan sólo 39,95 euros.

En esta línea, uno de los grandes retos era la protección a los ciclistas, ya que los cascos apenas han cambiado en décadas y los que practican este deporte o las usan como medio de transporte en las ciudades eran objeto de grandes daños aún en pequeños golpes contra coches o mobiliario urbano. Pero dos jóvenes estudiantes de diseño suecas, Anna Haupt y Terese Alstin, se plantearon como reto de fin de carrera la invención de un casco que cumpliera una serie de requisitos de comodidad, seguridad y estética. Cuando le enseñaron el proyecto a su profesor, esté se sentó y tras un largo silencio les dijo “os vais a convertir en millonarias”.

Desde entonces tuvieron que pasar 7 años de investigación y pruebas para conseguir una respuesta que asegurara la integridad del ciclista totalmente, pero el Hövding es ya una realidad que está comercializado. Se le conoce como el “casco invisible”, aunque esta descripción no se ajusta a la realidad, yo, más bien lo describiría como un pariente remoto del airbag, en el que de alguna forma se inspira, aunque ergonómicamente adaptado y con respuesta sensiblemente mejorada. Estéticamente se parece a un cuello polar, eliminando la incomodidad de tener que llevar la cabeza cubierta, pero está dotado de sensores y acelerómetros capaces de detectar cualquier movimiento brusco y responder en 1 décima de segundo, cubriendo la cabeza del ciclista con un casco antes de que llegue a tocar el suelo en su caída, para lo que se estudiaron todos los posibles traumas sufridos por ciclistas y motociclistas en caso de accidente. Para su comercialización y comercialización se creó una empresa con su nombre, desde cuya página se vende y distribuye al precio de 299 euros.