Khalilah, el yate de oro que visita Ibiza
Apenas ha comenzado el verano y ya están surcando los mares algunas de las embarcaciones más lujosas del mundo. Esa sería sin ninguna duda la definición del Khalilah, un yate de oro con 48 metros de eslora y con un precio que ronda los 4.000 millones de dólares que hace unos días atracaba en Ibiza.
El color dorado de su casco hace honor a su popular apodo de “yate de oro” y es una muestra más de los excesos que en la actualidad vemos a diario a este nivel. De las 490 toneladas que tiene de peso, se dice que 100 han sido construidas con el preciado metal noble junto con platino. Unas extravagancias comparables a las del yate del príncipe catarí que acoge la obra de arte más cara del planeta.
La construcción del navío se completó el 25 de julio de 2014. La creación de su casco fue obra de Brødrene Aa, el líder internacional noruego en la construcción de ferries de alta velocidad. De allí se envió a la norteamericana Palmer Johnson para realizar su acondicionamiento y su acabado. Esta última compañía es famosa por construir muchos de los yates más innovadores del mundo, combinando su estilo con rasgos de ingeniería distintivos de la marca francesa de automóviles de lujo Bugatti. En este caso concreto, con la ayuda de materiales como el carbono, logró reducir el peso del yate hasta en dos terceras partes del inicial.
Hace tan solo unos días atracaba en el puerto del Martillo de Ibiza siento el centro de las miradas de todos los viandantes. El color de su casco y las llamativas líneas deportivas con las que ha sido diseñado no le dejan pasar desapercibido a ojos de casi nadie.
La embarcación tiene capacidad para 12 pasajeros y dispone de una tripulación de 9 personas. A lo largo de sus 48 metros de eslora por 11 de manga cuenta con una serie de estancias que lo convierten en un arquetipo del lujo en los navíos.
Para comenzar, cuenta con una imponente cubierta en popa de 110 metros cuadrados que aparece con todo tipo de comodidades. Esta se completa con otras cubiertas dispuestas a diferentes niveles y con ambientes variados para su disfrute. Entre ellas destaca la que se encuentra prácticamente a nivel del mar y permite realizar de forma cómoda todo tipo de actividades en las que el protagonismo sea para el agua salada del océano. No hay que perder de vista que el barco dispone en su garaje con capacidad para una lancha de siete metros y tres motos acuáticas, además de una gran variedad de juguetes acuáticos justamente para este motivo.
A la mencionada cubierta se suman otras con solárium y jacuzzi, además de las que acogen los diferentes comedores y salones dispuestos al aire libre, que se presentan como unas de las estancias comunes mejor valoradas del yate.
En su interior alberga varios salones decorados en lujosos muebles de corte clásico y atemporal, siempre con un toque de color que hace las estancias más variadas. La decoración de algunos de ellos se complementa con obras del popular artista estadounidense KAWS. El salón principal tiene una superficie de 80 metros cuadrados, lo que vienen a ser más o menos las dimensiones de muchas de las viviendas de cualquier mortal.
Para el acomodo de los pasajeros dispone de un camarote VIP, además de dos elegantes y cómodos camarotes dobles y una cama pullman. En todas estas estancias el suelo está forrado en madera de roble, mientras que su mobiliario está ideado para almacenar una importante cantidad de equipaje.
Las suites más importantes cuentan con unos amplios cuartos de baño con equipamiento doble en el que los materiales que predominan son el mármol y los muebles de madera en diseños modernos y funcionales.
Tampoco falta una estancia reservada a los más pequeños decorada en colores alegres y con un peculiar ambiente infantil.
Por lo que se refiere a la navegación, el megayate Khalilah incorpora en su cabina de 68 metros cuadrados las últimas tecnologías para facilitar la navegación que se pueden encontrar en el mercado náutico. Está dotado de dos potentes propulsores MTU 16V 2000 M94 que generan 5.200 CV y le permiten alcanzar una velocidad crucero de 28 nudos y una máxima de 32 nudos.
El yate llegaba días atrás a Ibiza procedente de la ciudad francesa de Toulon, en cuyos astilleros IMS ha pasado el invierno para realizar los trabajos de mantenimiento. Los inquilinos que lo disfrutan durante estas fechas pagan a sus propietarios un precio de entre 245.000 y 255.000 euros semanales.