De safari con el ABJ Explorer One
La idea partió de la empresa aeroespacial inglesa BAE Siystems plc., con sede en Westminster, Londres, con la colaboración de Desing Q, también localizados en esa ciudad y reputados diseñadores de interiores, han desarrollado el jet ABJ Explorer One, un magnífico cuatrimotor capaz de aterrizar y despegar en espacios menores que los convencionales e incluso en pistas con unas condiciones de suelo no muy ortodoxas.
Se tiene la idea fija de que para ir de safari se necesita inexorablemente volar hasta uno de los Aeropuertos elegidos de África, pasar los ineludibles controles de Aduanas y luego desplazarse hasta la zona de exploración o caza, en un viaje bastante agotador las más de las veces. Así que un extenso grupo de expertos ha trabajado los últimos años para que visitar las inmensas planicies y sabanas resulte más bien todo un placer al más alto grado de confort imaginable.
No sabemos el número de unidades que se han fabricado ni vendido, pero si se sabe que el precio de este jet privado ronda los 20 millones de euros, siendo quizás el más caro del mundo. Pero adaptar un aparato para ciertas condiciones de vuelo y decorar su interior con suelos de mármol, instalar una terraza extensible para convertirla en un balcón exterior panorámico, una gran mesa para ocho comensales, cocina, bar, almacén/bodega, servicios, camarotes individuales, todo al máximo de comodidad y lujo, debe tener también su precio justo.
Así nace un nuevo concepto a la hora de realizar los grandes negocios, con ideas vanguardistas y llenas de estilo, rompiendo con esas tradicionales reuniones de bussines en un rascacielos de Nueva York o Londres, rodeados de contaminación atmosférica y sonora. Ahora, para sorprender gratamente, se invita a los colaboradores o clientes a dar una vuelta con el jet, se aterriza en medio del Serengueti, rodeado de toda la inmensidad natural, de su sonido embriagador y relajante, se acomodan todos en los mullidos sofás del balcón y se habla relajadamente de temas interesantes, sumidos en el ambiente cálido de tu genuino “chillout con alas”.
Toni Ferrando.