Chanel presenta su reloj “Code Coco” en la Semana de la Moda de París
“Code Coco” es un reloj deslumbrante. Su diseño de tipo brazalete le hace parecer más una pulsera que un reloj y sus características, materiales y la espectacular decoración con diamantes de talla brillante lo acercan más a la joyería que a la relojería.
Una firma de Alta Costura como Chanel, exige mucho a cualquier pieza que va a protagonizar un nuevo lanzamiento. Por eso, cuando se supo que Chanel presentaría un nuevo reloj, las expectativas estaban muy altas. El nuevo modelo se llama “Code Coco” y se ha visto por primera vez en la Semana de la Moda de París. Nadie se ha sentido defraudado. “Code Coco”, de una gran belleza y precisión técnica está totalmente a la altura de lo esperado, cumple con los códigos estéticos de la firma y supone un afianzamiento para Chanel en el conservador mundillo de la Alta Relojería.
“Code Coco” es un diseño original, una creación única en la que se han combinado la precisión de la maquinaria suiza con el espíritu de un accesorio de moda. Por eso “Code Coco” podría pasar por una pulsera, un adorno de joyería.
Code Coco es un reloj cuadrado, cuya esfera parece estar insertada en un brazalete flexible. Está totalmente elaborado en acero y hay dos versiones diferentes. Se distinguen claramente por el color de la esfera, que en una es negra y en la otra, blanca. De ambas versiones se puede escoger la opción del reloj sólo de acero o la opción decorada con diamantes.
Chanel continúa en la línea de rescatar códigos visuales que caracterizan la estética de la marca desde sus comienzos en general, incluyendo en las piezas, pequeños homenajes a la figura de su fundadora, Coco Chanel.
Los códigos de Code Coco
Code Coco tiene una pulsera flexible y estirable hecha en acero, que muestra grabada una retícula que está inspirada en uno de los patrones más utilizados por la maison, el matelassé, un acolchado que hemos visto en los bolsos más icónicos de la marca (como el bolso 2.55), en piezas de piel y en otras prendas textiles.
A simple vista no se aprecia ninguna hebilla. Esto es porque utiliza un sistema de cierre único, exclusivo de Chanel, creado en 1955, que ha sido utilizado en la mayoría de sus bolsos y carteras y que se llama cierre Mademoiselle. La esfera no está en el medio, como es habitual en os relojes, sino en uno de los extremos, por lo que el reloj se coloca enrollándolo en la muñeca.
El cierre, con forma de bisagra, se convierte en un adorno en el centro de la esfera, con la que contrasta elegantemente. Es giratorio y se puede colocar en varias posiciones, permitiendo ver u ocultar la esfera del reloj. El reloj oculta un cierre de seguridad que evita que se abra por accidente. La esfera, que es de forma rectangular, queda así dividida en dos, la hora se muestra en la parte inferior. La superior está adornada por un único diamante, que ocupa el centro del espacio negro, contrastando con gran elegancia.
El hecho de que esté adornado con diamantes también es en sí un código, ya que era la piedra preciosa preferida de Gabrielle Chanel.
La elegancia de los diamantes
Los diamantes son el distintivo entre los diferentes modelos. Su tamaño y su número justifican la diferencia de precio entre ambos relojes. El modelo más sencillo adorna la esfera con un diamante único, de talla princesa, de 0,05 quilates.
En la otra versión, ambas partes de la esfera están pavimentados con diamantes y el diamante talla princesa de la parte superior es de 0,86 quilates.
La versión brillante más sencilla también adorna la totalidad del bisel de la caja con diamantes. 52 diamantes perfectos, lo más iguales posible. En la otra, la cantidad de diamantes sube a 524 y están no solo en la caja o esfera, también en el cierre, bisel, diales y el brazalete.
Precios: el modelo con referencia H5144, el más sencillo, con esfera necgra lacada y sin diamantes cuesta 4.859 euros. El modelo con referencia H%!45 con 52 diamantes en el bisel de la caja, cuesta 8.900 euros.
El modelo realmente bling bling no aparece como disponible en la página de Chanel, por lo que suponemos que cualquier dato, como el precio, hay que solicitarlo.