Café a la carta
El café es un brebaje exquisito que entona el cuerpo y sin el que muchos de nosotros no espabilaríamos a lo largo del día, pero el café se puede tomar de muchas formas, así que aquí van algunas sugerencias para el paladar más sibarita de los cafeteros.
Café Irlandés
El Café Irlandés se llama así porque se inventó como un remedio para pasar los fríos invernales de la verde Irlanda. Lo inventó un chef llamado Joe Sheridan en Limerick en 1942. El reparador café y su receta saltaron a Estados Unidos una década más tarde gracias a un cronista de viajes, Stanton Delaplane, que escribía para el San Francisco Chronicle y desde entonces San Francisco es considerada como la segunda cuna del café, de hecho hay un local en San Francisco, The Buena Vista, considerado un clásico que está especializado en servir Café Irlandés según la receta original de Sheridan y llega a servir más de 2000 cafés irlandeses al día desde su pequeño local de la esquina de Hyde Street.
Pero lo más importante es la receta, así que, para preparar un Café Irlandés original según la receta de Joe Sheridan debes: escoge el recipiente donde lo vayas a servir ya que lo prepararás en él directamente y caliéntalo con agua, tras unos segundos vacía el agua y llena el recipiente hasta sus ¾ partes de café solo, añádele un par de azucarillos y ayúdate con una cucharita para que se disuelvan y rellena el espacio del vaso o taza con auténtico whisky irlandés dejando un espacio para coronar el recipiente con crema de leche batida, que es el ingrediente de la receta original, no nata, que es lo que le suelen echar normalmente, al menos en España.
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Café Vienés
En Viena, las cafeterías (Wiener Kaffeehaus) son una tradición que forma parte de la cultura y del estilo de vida desde mediados del siglo XVII, están consideradas casi una institución y muchos otros países las han copiado, sirviendo el vasito de agua con el café y teniendo a disposición de los clientes los periódicos del día, juegos de mesa y otros extras para pasar el rato. Desde 2011 la cultura del café vienés forma parte del patrimonio cultural de la UNESCO y actualmente hay alrededor de 3.000 cafeterías en Viena y aproximadamente una tercera parte son establecimientos tradicionales, los otros incorporan cafés expresos, pastelería o menús de comidas.
Con esta amplia cultura cafetera no es de extrañar que Viena tenga una receta propia para servir el café, al que le añade una pizquita de chocolate, canela y crema batida: lo primero es fundir a fuego lento el chocolate a la taza y mezclarlo con crema de leche o nata sin montar mientras aún está caliente; el café se prepara que esté fuerte y se sirve ocupando una tercera parte del recipiente elegido (copa o taza); sobre el café servimos otra tercera parte con la mezcla del chocolate y la crema de leche, como esto ya es dulce no se le añade azúcar, se corona la mezcla con nata montada hasta que sobresalga del borde de la taza y se espolvorea con virutas de chocolate y canela.
Ya decimos que hay un montón de cafeterías de estilo tradicional vienés que son famosos en el mundo entero, pero por mencionar 1, hemos mirado el más antiguo, es el Café Frauenhuber que está en plena ruta Mozart y además es también restaurante con una carta exquisita de comida, pero una aún más extensa y mejor de postres que incluyen una gran variedad de tartas caseras.
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Café Capuccino
El Café Capuccino es una receta para preparar un café típicamente italiano (aunque su internacionalización se debe a su éxito en los cafés de Viena), su nombre viene de la palabra “capuccio” que significa capucha y se refiere a la capa de espuma de leche característica que corona los capuchinos tradicionales. El Café Capuccino es un café con leche que suele tomarse de forma habitual y a lo largo de todo el día.
El capuccino se prepara normalmente en una maquina de expresos, porque es muy importante para el resultado final, la forma de vaporizar la leche para que haga una espuma densa, manteniéndola justo por debajo del punto de ebullición y revolviendo al mismo tiempo.
Hay una maquina especial para preparar los capuccinos, que fue patentada por Luigi Bezzera en 1901 y se expuso con gran éxito en la Feria Internacional de Milán en 1906.
Pero si hay que escoger un lugar para tomarse el que puede que sea el mejor capuccino del mundo, es obligatorio referirse al Bar del Cappuccino de Roma, cuyo dueño, Luigi Santero es toda una institución en Italia, entrevistado e invitado habitualmente en todo tipo de medios. El Bar del Capuccino aparece en la Guía Michelin como el que prepara los capuccinos más exquisitos y mejor decorados y es que en este local puedes pedir tu capuccino personalizado ya que sus baristas son expertos dibujantes de la espuma de leche y realizan cada día cientos de corazones, flores, manzanas, hojas y nombres perfectos.
Marga G.-Chas Ocaña
