Vino Cabernet con meteorito
En Chile se está comercializando un vino muy particular. Cepas que se desarrollan a 200 msm., cultivadas por Ian Hutcheon, y pertenecientes a la especie Cabernet Sauvignon, producen una uva de gran calidad. Maduradas en barricas durante un año, llevan un ingrediente “estelar” muy particular, resultando un curioso vino cabernet con meteorito.
La producción del 2010 tuvo una gran acogida en todo el mundo, sobre todo por los enólogos, muy interesados por las catas donde se ofrecía este “nuevo” elixir. Pero la difusión por parte de las más importantes revistas científicas, y de otros medios de comunicación, ha convertido esta primera cosecha en un artículo de coleccionismo. Cualquier visitante del Observatorio Astronómico de Tagua Tagua, podía adquirir una botella por 5.000 pesos, unos 7,35 euros, e incluso se podía degustar alguna cata por cortesía de los lugareños, pero si ahora se quiere disfrutar de dicha cosecha, el precio mínimo es de 57.000 pesos, unos 83,79 euros, a menos que visites la zona e intentes conseguir alguna botella a un precio más ajustado a su economía.
Si la intención es la de visitar aquel impresionante Paraje Natural, donde el escocés Ian Hutcheon reside desde hace 14 años y elabora su famoso vino, San Vicente es una localidad situada en el centro del Valle del Cachapoal. Alberga una población de 45.000 habitantes y puedes alojarte tanto en hotel como en casa alquilada. El Observatorio de Tagua Tagua no se encuentra muy alejado, en el cerro de Tunca Arriba, un impresionante paraíso para la observación cósmica. El observatorio dispone de sala de presentaciones, telescopio grande, computerizado y cúpula giratoria automática, donde se encuentra el principal telescopio.
Este británico amante de la astronomía, combinó sus dos pasiones: la enología y la astronomía para probar una idea genuina. En uno de sus viajes al desierto de Atacama, recogió varias muestras de meteoritos que impactaron en nuestro suelo hace unos 6.000 años, procedentes del cinturón de asteroides situado entre Marte y Júpiter. Dicho grupo de rocas, calculan los astrónomos, se formaron hace unos 4.500 millones de años. Ian Hutcheon introduce un fragmento de asteroide en plena fermentación de la uva en barrica, en dos ocasiones calculadas, para que el vino resultante, tras un año de solera, reciba todo el poder del espacio y disuelva matices completamente desconocidos en nuestro paladar.
La cosecha de 2011 no tiene ya esa etiqueta de “artículo novedoso”, pero muchísima gente desconoce su existencia. El vino meteorito sigue sorprendiendo allá donde se presenta y no hay evento vitivinícola importante donde no sea bien recibido. Quién sabe, quizás en adelante, los grandes productores decidan conseguir meteoritos para realzar nuevos sabores a sus caldos.
Toni Ferrando.