¿Quieres renovar una boutique exclusiva? Llama a Peter Marino
Peter Marino estudió arquitectura para contentar a su padre, que era ingeniero, porque lo que él quería era estudiar Bellas Artes y tuvo la suerte de tener su primer encargo al poco de licenciarse: reformar la vivienda del jefe de su novia; con la particularidad de que la vivienda era un palacete en la calle 66 de Nueva York y el jefe de su novia era Andy Warhol. Aunque evidentemente no fue solo suerte, ya que Warhol quedó tan satisfecho de su trabajo que le abrió las puertas de Nueva York y del mundo y le facilitó la consecución de un sueño, convertirse en coleccionista de arte, ya que le pagó su trabajo con pinturas, hoy en día de un valor incalculable.
Han pasado más de 30 años desde entonces y Peter Marino se ha convertido en un icono del diseño a nivel planetario y aún a pesar de ello, sigue siendo considerado el enfant terrible de la arquitectura contemporánea, quizás porque sigue manteniendo su particular look de “Ángel del Infierno” o porque mantiene vivo su sentido del humor y sigue enamorado de su profesión como el primer día.
Es un trabajador incansable y a pesar de la crisis, es de los pocos arquitectos a los que se le acumulan los proyectos. Centros tecnológicos, museos, galerías de arte o viviendas, están presentes en su portfolio, aunque sin duda, sus espectaculares trabajos para las más exclusivas firmas de moda, son los trabajos que han ocupado una de las partes más importantes de su carrera. De hecho, es el único arquitecto que ha trabajado para las dos grandes “maison” rivales, Chanel y Dior, y aún así ha seguido recibiendo encargos de ambas, además de para Loewe, Karl Lagerfeld, Ermenegildo Zegna, Fendi, Giorgio Armani, Louis Vuitton, Donna Karan, Calvin Klein…
Puede que el secreto del éxito de Peter Marino sea su absoluta funcionalidad, su preocupación por el diseño de espacios coherentes, aplicando la lógica como una regla principal, aunque en ocasiones eso signifique saltarse la estricta teoría arquitectónica. Su constante búsqueda de evolución, le permite crecer con cada uno de sus nuevos proyectos, en lugar de preocuparse únicamente por imprimir su sello personal en cada obra. Su humildad trabajando junto a genios del diseño de moda como Lagerfield, Dior o Vuitton le ha abierto nuevas miras y ha declarado que tras cada contacto con ellos tenía muchas más ganas de volver a coger el lápiz y ponerse a dibujar. Y al final, todos y cada uno de sus trabajos, respetan el estilo de las firmas y aún así desprenden un ineludible estilo Peter Marino.
Para Peter Marino, trabajar en el mundo de la moda le permite algo que sería inalcanzable en cualquier otro sector, que es establecer una fructífera colaboración entre creadores. Por un lado los diseñadores de moda, auténticos puristas de líneas y materiales; por otro los artistas contemporáneos de prácticamente todas las disciplinas, ya que están muy presentes: pintores, escultores, vídeo creadores, músicos, etc… y por supuesto, los arquitectos, como fuerza aglutinadora de todos ellos y como puente con el público receptor, ya que conforma y destaca los espacios, la luz y los volúmenes, en los que se mostrará el producto final.
Una de las últimas intervenciones de Peter Marino ha sido precisamente en España, reformando una de los más antiguos establecimientos de la firma Loewe, que se halla en proceso de actualización de todas sus tiendas. El edificio está situado en el céntrico Paseo de Gracia de Barcelona, en un palacete modernista proyectado por Lluís Domènech i Montaner. La reforma de Peter Marino se realizó, no sólo con absoluto respeto a la estructura original, sino que consiguió recuperar algunos elementos originales, como columnas y frescos del techo. Una vez inaugurada la tienda, Peter Marino declaró a la prensa que para él había sido un trabajo muy divertido. Así da gusto, la verdad es que no hay nada más positivo que poder divertirte haciendo de tu trabajo algo que te gusta.
Marga G.-Chas Ocaña
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