La Deliciosa Mona de Pascua
Es una antigua costumbre mediterránea, del levante español (Aragón, Baleares, Castilla La Mancha, Cataluña, Murcia y Comunidad Valenciana), celebrar el Domingo de Pascua y Lunes de Pascua (Segundo día de Mona) con una excursión al campo o al monte, al aire libre, donde cada uno se lleva un desayuno o merienda típica: la deliciosa mona de Pascua, un bollo que lleva insertado un huevo duro y que se suele complementar con chocolate caliente o leche, pues es una delicia mojarla en la taza. También se toma como postre tras la también típica longaniza de pascua, en algunas de las regiones. Pero cada región sigue unas costumbres particulares y también la “mona” es distinta, así que paso a describir lo más importante y común entre ellas.
En la Comunidad Valenciana decimos: “açí n´pica, açí n´cou i açí el trenque l´ou” (aquí me pica, aquí me escuece y aquí rompo el huevo) y estampamos en la frente del vecino el huevo duro para pelarlo. Es quizás el acto más divertido y recordado de la Pascua por los niños, a la hora de degustar este alimento tan tradicional, que simboliza el término de la Cuaresma y que recuerda la Resurrección de Jesucristo. ¿Pero de dónde procede el nombre de mona? Parece ser que su origen tiene que ver con la “munna” de tiempos de los árabes, que eran unas tortas dulces que se regalaban como presente a los grandes señores. Pero no me resultaría extraño que su origen fuera más mundano y hasta grosero, pues es una tradición muy rústica y el pueblo suele “bautizar”, muchas veces, sin ningún miramiento. Tenemos el ejemplo para denominar al cerdo, quizás el animal que más sinónimos tiene en el vocabulario de todas las lenguas españolas, casi todas acabando en forma de calificativo para las personas (por eso la continua actualización del término casi hasta el siglo XX).
La mona de pascua se consume en Murcia durante todo el año pero, al igual que en las demás Comunidades, en Semana Santa su diseño se transforma en verdaderas obras de arte. En cambio, en la Comunidad Valenciana, existen para todo el año grandes bollos (toñas) y panquemado que no incluyen el huevo cocido, dejando éste como ingrediente exclusivo de la mona de pascua. Existe una variedad atípica llamada “roscu de Pascua” en Asturias. Al parecer, la más antigua es redonda con un huevo encima y la de forma de lazo, que es como una serpiente que rodea uno o varios huevos coloreados y toda espolvoreada con anisetes de colores. Lo típico es que el padrino regale a sus ahijados una mona y proponga el lugar para celebrar la merienda.
En Baleares y Cataluña la mona ha ido evolucionando y, aunque se puede encontrar la antigua, cuya base es una masa esponjosa y cocida en horno a 150º e incluso menos, con el tiro bajado para que suba y se dore mucho, en los últimos tiempos se ha introducido otra variedad hecha con bizcocho relleno de crema y chocolate o mermelada. También tiene presencia la crema catalana y las almendras, resultando un postre, una tarta de lo más apetitosa. Se adornan con plumas de colores, pollitos y grageas de chocolate y en Menorca añaden además merengue.
Los maestros pasteleros fueron evolucionando en la formación de nuevos diseños de estos postres y con el tiempo pasaron a realizarlas enteramente de chocolate, así tenemos verdaderas esculturas, muchas veces de tamaño asombrosamente grandes y que desde hace casi un siglo, se reúnen en diferentes concursos celebrados por la geografía española. Por último, me gustaría resaltar otro lugar donde se sigue esta tradición, como es la ciudad de Orán, ciudad hermanada con Alicante, cuyo postre se denomina “la mouna” y su elaboración es casi idéntica a la valenciana antigua.
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Toni Ferrando.