El nuevo Museo Arqueológico Nacional
Resulta difícil percatarse de una transformación arquitectónica cuando ni se cierra al público, ni varía su fachada principal y el tiempo de ejecución sobrepasa la década, como es el caso del nuevo Museo Arqueológico Nacional, cuyas obras de mejora e instalación de nuevas salas y dependencias lo han convertido en uno de los edificios restaurados más funcionales y modernos del mundo en su clase. Los materiales utilizados han sido principalmente la madera y el aluminio que, a diferencia de otros proyectos de magnitud, donde la durabilidad apenas llega a los 50 años, en este caso se ha estudiado para vencer, e incluso mejorar con el paso del tiempo.
Aunque la afición por la arqueología en España nos llega ya en el siglo XVIII, sobre todo con las expediciones mandadas por Carlos III a Italia, no será hasta mediados del XIX cuando se proyecte un grandioso Museo Arqueológico Nacional. En 1867 estaba terminado, en pleno Centro Histórico, en la actual calle de Serrano de Madrid, el Palacio de Bibliotecas y Museos, obra dirigida por el arquitecto Francisco Jareño y culminada por Antonio Ruiz de Salces. Por fin, las numerosas colecciones antiguas procedentes de la Familia Real, donaciones de particulares y adquisiciones por toda la Península y América, podían exhibirse en un lugar adecuado. Dividido el edificio en Biblioteca Nacional e Historia, en 1871 el rey Amadeo de Saboya inauguró el Museo, que constaba de unas 120.000 piezas, con tamaños que abarcaban desde una pequeña moneda que apenas llegaba al gramo, hasta monumentales fragmentos de muralla o grandes estatuas.
Durante un siglo el MAN, como gusta llamarse al Museo, apenas varió. Durante la Guerra Civil sería trasladado y “desaparecido” mucho material, del que se ha procurado su devolución en épocas posteriores, pero sería en la década de los años 1970 cuando se acometió una profunda restauración, no sólo motivada por la necesidad de exhibir gran cantidad de objetos, sumando espacios y vitrinas, sino para almacenar el más de un millón de piezas de todo tipo y épocas que el Museo tenía catalogadas. El mayor éxito del Museo sería la recuperación de la “Dama de Elche”, obra cúspide del arte ibérico y que centra siempre las exposiciones permanentes. Para ello, se intercambiaron piezas importantes entre los Gobiernos francés y español.
Pero las necesidades de ahora no son las mismas de hace 40 años. Actualmente un museo es un espacio interactivo, didáctico, multifuncional, en definitiva un espacio vivo que es capaz de mostrar no sólo un objeto antiguo, sino contarnos su historia y debe también “hacernos presente”, formando parte de nosotros mismos, y en fin, que somos nosotros los protagonistas del pasado. Actualmente el MAN posee alrededor de un millón doscientas mil piezas y se han seleccionado algo más de trece mil para ser exhibidas.
El encargado de esta gran obra de reconstrucción interna del MAN ha sido el arquitecto Juan Pablo Rodríguez Frade. Las obras de adecuación comenzarían en el año 2002 y el estructural a partir del 2008, finalizando las obras en abril del 2014. El coste total ha rondado los 70 millones de euros. Para hacernos una idea de la complejidad de las obras, se instalaron los techos de cristal de los patios, tal como se proyectara casi 150 años antes y que por algún motivo se habían suprimido o caído. Entre dos plantas, compartidas por la Biblioteca Nacional y el MAN, se instaló una cámara acorazada, donde ahora se guarda unas de las más importantes colecciones numismáticas y filatélicas del mundo y que no se puede visitar por el público. Tres de las monedas de la colección son únicas en el mundo.
El resultado proporciona un lugar de lo más acogedor, gracias a la calidez de las maderas, moderno, pues podemos seguir mediante pantallas y paneles informativos la vasta evolución del Hombre, ya que debemos recordar que España es el lugar del mundo con más yacimientos prehistóricos y de más épocas, y que no sólo existe Altamira (su ocupación duraría entre los 35.600 años y 13.000 de antigüedad), cuya cueva se reproduce íntegramente. Además de los alrededor de un millón de años que abarca el periodo prehistórico y protohistórico, con los neandertales incluidos, hasta las magníficas piezas ibéricas, existen también colecciones procedentes de las expediciones en otros países: una de las mejores colecciones de cerámicas de periodo helenístico y una de las cinco mejores colecciones de Europa referentes al Antiguo Egipto.
Para llevar a cabo la actual funcionalidad del MAN no ha sido suficiente un trabajo arquitectónico. Esta labor, que ha durado una docena de años, ha sincronizado equipos tan dispares como los relativos a la Construcción, arqueólogos, restauradores, historiadores, técnicos de electrónica y tecnologías luminosas, incluso se ha instalado un salón de actos con capacidad para 200 personas. También han participado expertos docentes y psicólogos infantiles, pues recordemos que el público mayoritario es y será el infantil, más un sinfín de profesionales de todos los ámbitos. Creo que merece la pena comprobar el resultado visitando estas nuevas instalaciones ya que en muy pocos lugares del mundo se “guardan” con tanto cariño nuestro legado humano más preciado.
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Toni Ferrando.