El Greco y la justicia poética 2014
A pesar de la importancia de la obra y del nombre de El Greco, parece como si una mala sombra le hubiera acompañado hasta hoy en día, quiero decir, que tanto su persona como su obra es pasto de incongruencias y malentendidos. Por ejemplo, lo consideramos como un pintor nuestro pero no era español ni quería serlo. Durante su vida tuvo la mala suerte de ser coetáneo de otros pintores que tuvieron muchísimo más reconocimiento en su época, como Miguel Ángel o Tintoretto, que de alguna forma le eclipsaron; vivió la mayor parte de su vida en Toledo, que no le organizó una exposición desde el año 1600 hasta ahora, mientras que miles de personas han admirado su obra en el MOMA de Nueva York, en la Nacional Gallery de Washington o en el Hermitage de San Petersburgo.
Suma y sigue, se le considera como un austero retratista, mientras que fue un precursor de tendencias mucho más contemporáneas: admirado y utilizado como inspiración por artistas como Picasso que, curiosamente, también tuvo que salir de España para poder desarrollar su talento, o como Cezzane, o Matisse, cuya inspiración en el Greco se les ha reconocido internacionalmente, mientras que para nosotros sigue siendo ese oscuro pintor de iglesias y ya, por último, se le describe como un pintor “religioso”, es decir, que trabajó para la iglesia toledana sobre temáticas bíblicas a pesar de no estar adscrito a ninguna religión y, en caso de tener alguna, es más probable que su fe estuviera de parte de la iglesia ortodoxa de su Creta natal.
En fin, esperemos –utopía- que la gran cantidad de eventos que se anuncian para la celebración del 400 aniversario de El Greco, tanto en Toledo como en Madrid, busquen más la calidad que la cantidad y al menos alguno de ellos reivindique la verdadera importancia y trascendencia de la obra de este magnífico, excéntrico e individualista pintor. La cruda realidad es que, de entrada, ya hay polémica económica: mientras que la celebración y gran parte de los actos fueron programados por Rodríguez Zapatero en 2008, parece que el actual gobierno ha inflado parte de los presupuestos relacionados con las exposiciones y es que no hay manera, parece que cada cosa que se hace no está relacionada con la ocasión para brindarle a la historia y la cultura española el lugar de relevancia que realmente se merece.
No quiero que todo esto parezca una opinión así que me remito a lo que nos dicen los datos: la Sociedad Estatal de Acción Cultural, que es el organismo público que se dedica a la promoción del patrimonio español a nivel planetario, ha licitado el transporte de las obras de arte para el montaje de la exposición: «El Greco y la pintura moderna» y ¡únicamente esta exposición! -que se celebrará en el Museo del Prado entre el 24 de junio y el 5 de octubre-, en la exageradísima cantidad de 1.040.600 euros, el presupuesto más alto jamás aprobado en nuestro país y casi 150.000 euros por encima del presupuesto inicial. Por establecer una comparativa, el presupuesto de la retrospectiva de Dalí, en el Museo Reina Sofía, fue de 302.500 euros (está todo publicado en el BOE).
Al final hablo de todo menos de El Greco y lo siento pero es que estas cosas me enervan. Más aún desde que los informativos –todos los informativos televisivos- han retirado cualquier sección de cultura de sus emisiones y ampliado la información del fútbol (engañosamente llamada información deportiva) a un mínimo de 30 minutos y la del tiempo (con meteorólogos que hacen publicidad en directo) a un mínimo de 10, cada vez que leo algo de este tipo, es que se me ponen los pelos como escarpias, porque todo me parece una coartada para justificar la cultura como un artículo de lujo.
Nuestra cultura, nuestro patrimonio, nuestra historia… somos nosotros, es nuestra, de todos y todos tenemos derecho a acceder a ella. No tiene color, ni partido político, ni gobierno y los tiene todos, ya que cada gobierno, tanto municipales como autonómicos, o estatales, de cualquier tendencia o partido, deberían trabajar para su difusión y expansión. Bueno, como vamos a tener todo un año de El Greco, de ahora en adelante intentaré hablar más de su pintura y las exposiciones del centenario y guardar mi guerrillera cultural en algún lugar oculto compartido sólo con mi niña interior.
Marga G.-Chas Ocaña