Colecciones de armas de fuego antiguas

Una afición que nunca deja de aumentar, así como el valor de las piezas, es el hobby por las colecciones de armas de fuego antiguas. Últimamente se están subastando en las mejores galerías del mundo piezas del siglo XVIII en un magnífico estado de conservación, provenientes de colecciones privadas, precios que alcanzan los seis dígitos y en la mayoría de veces por lotes completos, ya que son mucho más valoradas en grupo, a poder ser del mismo fabricante y época.

Pero hay que tener mucho cuidado con las falsificaciones. Resulta relativamente fácil envejecer el metal y madera de manera artificial, así que debemos conocer las marcas de fábrica y materiales que los fabricantes usaban, así como los anacronismos que muchas veces “los más espabilados” incurren para vendernos una pieza. Por ejemplo, no se puede admitir un revólver de tambor del siglo XVIII, porque no se habían inventado todavía (a menos que se consiga uno de los pocos prototipos de la época, algo poco probable).

Las armas de fuego tienen su precedente en la China de principios del siglo XII. La manipulación de la pólvora para los fuegos de artificio tarde o temprano desembocaría en el arte de la guerra, así que se fabricaron los primeros y rudimentarios cañones y una especie de cerbatanas que disparaban flechas. De los chinos pasaría al mundo árabe, los únicos que comerciaban con Oriente en aquella época, construyendo cañones portátiles y con más poder destructivo. Y a lo largo de la primera parte del siglo XIII harían aparición los primeros cañones documentados en suelo español. En el sitio de Sevilla, en 1247/48, se tiene referencia escrita de dichos artilugios usados por los asediados y para su defensa.

Las armas de fuego de mano serían una evolución de los cañones a tamaños más transportables. Éstas son las que nos interesan, pues son las piezas de colección. Las culebrinas y cerbatanas son aquellas rudimentarias armas chinas evolucionadas. La primera referencia en el mundo de su utilización, en considerable número y en batalla, sería durante el asedio de Alicante (y batalla de Orihuela) en 1331, armas de gran calibre, mediano y pequeño, según cuenta el historiador Jerónimo Zurita y la Historia de España de Tuñón de Lara. Así que durante la segunda mitad del siglo XIII y primera mitad del siglo XIV, con la ayuda de los armeros españoles y una nueva táctica militar, desarrollaron lo que más tarde llegará a ser la más eficiente máquina militar del mundo: el Tercio, una mezcla de combate en formaciones de falange, protegidos por fuego de artillería pesada y un combate cuerpo a cuerpo complementado por las armas de fuego de mediano calibre y cortas. Un modo de guerra invencible hasta finales del siglo XVII y que, en gran medida, propició la conquista de extensos territorios en los cinco continentes. El invento del serpentín, los diseños cada vez más refinados de las culatas, el apoyo en trípode o sobre dos varillas, serían aportaciones de estos armeros anónimos de la época.

Por supuesto, las armas que comprenden el periodo primitivo, además de conservarse en bastante mal estado, son dignas de museo y en ellos se encuentran la casi totalidad que ha ido apareciendo. Algunos coleccionistas privados poseen piezas del siglo XVII, pero la “demanda” se centra en los siglos XVIII, XIX y XX, donde podemos contemplar verdaderas joyas de la artesanía, muchas veces con acabados en plata, oro y piedras preciosas, de valor incalculable.

El gran mercado de las armas antiguas se encuentra en Estados Unidos. Existe una verdadera fiebre por las armas que se fabricaron durante la Guerra Civil que asoló el país (1861 al 1865), a pesar de que periodos importantes, como pudo ser el de la propia Independencia, debería por lógica ser más interesante. Pero el Colt (fabricado desde 1835), los Smith & Wesson (desde 1852), Winchester (desde 1866), por decir los más conocidos, son los que más interés despiertan para los coleccionistas.

En cuanto al coleccionismo en el resto del mundo, quizás el Reino Unido reúne a los mayores coleccionistas de Europa, probablemente porque allí se fabricaron las armas de fuego más representativas del siglo XVIII. Italia, Alemania, Rusia y Francia, también realizaron buenas armas de fuego en distintas épocas. Los rusos siguen siendo los fabricantes del mejor fusil de asalto de todos los tiempos: el AK-47 Kalashnikov, del cual se han producido más de 100 millones desde1949 al 2011. Los mosquetones alemanes de la Primera Guerra Mundial, los Mausers (1889) o las pistolas parabellum (Luger, desde 1900), las beretta italianas, empresa que lleva fabricando desde 1526, son todas marcas míticas que el coleccionista debe tener en sus vitrinas.

Como en todo el mundillo del coleccionismo, abundan las piezas raras, son las más valoradas por estar fabricadas por armeros en exclusiva para su cliente eventual. Así tenemos piezas en Argentina, Mexico y Colombia, así como colecciones muy interesantes en China y Japón (las que se salvaron de la quema tras la Segunda Guerra Mundial). En España podemos visitar grandes colecciones en los museos más importantes, y de destacar a un coleccionista privado, sobresale Jesús Madriñán, que posee una de las más interesantes del país.

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Toni Ferrando.