Una cena romántica en San Valentín
Una cena romántica puede ser un gran regalo de San Valentín o el preludio de una noche verdaderamente especial. Pero para que el romanticismo obre su magia, hay que elegir el restaurante cuidadosamente.
Debe tener una decoración con estilo y buen gusto, no necesariamente de diseño, ni con piezas de anticuario, pero el conjunto debe ser agradable a la vista y cómodo.
Mejor algo íntimo, que no sea muy grande, ni que esté siempre abarrotado o sea excesivamente ruidoso. El servicio debe ser discreto y atento. No hay que olvidar el poder de la amabilidad para generar sonrisas, ni el de la sonrisa para generar contactos más cercanos.
Un restaurante romántico no es para impresionar, no es necesario que sea carísimo; es mejor que los platos no sean demasiado rebuscados pero sí sabrosos y con exquisita presentación. Es importante que, a poder ser, ofrezca postres deliciosos.
En una cena romántica, el restaurante debe ser una ayuda para la seducción, por lo que debes evitar locales que sean especialmente estridentes en cualquier sentido, sólo servirán para desviar la atención del auténtico propósito de la cena.
Si quieres salir de cena romántica en Madrid, te recomendamos encarecidamente un local que se llama El Vagón de Beni. Cumple todas las premisas que hemos expuesto arriba: es un local original, elegante, discreto, íntimo, con un servicio correctísimo, una carta sabrosa y unos postres caseros deliciosos.
El Vagón de Beni se llama así porque está en un vagón de tren antiguo, rescatado por el dueño del local de un desguace de Renfe y restaurado artesanalmente con mucho tiempo y cariño. El resultado está a la vista. Es un local tratado con mimo y también mima a sus comensales.
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Ofrece una carta completa pero no exhaustiva, con entrantes, productos del mar, de los prados y postres. Los platos están elaborados con productos nacionales y son versiones sofisticadas de platos típicos de distintas gastronomías regionales.
Por ejemplo, estos son algunos de los platos de la carta del Vagón de Beni. Entrantes: Jamón Ibérico, Anchoas del Cantábrico, Croquetas del Vagón, Cecina de ciervo, Ensalada de queso de cabra «Suerte Ampanera», Crema de manzana y reducción de Pedro Ximenez, Terrina de hígado de pato, Pulpo con almejas, Vieiras con Boletus Edulis y crema de trufa, Alcachofas Rossini, y Revuelto de bacalao, crema de patata ahumada y purrusalda, Chipirones a la plancha y Zamburiñas a la gallega.
Del Mar puedes escoger entre: Bacalao confitado con hummus de garbanzos y salsa de callos a la madrileña, Atún Rojo, romescu, de almendras y pistachos, tomatitos y minipuerros, Merluza de Pincho, salsa Meuniere, tirabeques y berberechos y Lubina, trigo tierno, zanahorias y salsa pepitoria.
Las especialidades del Vagón de Beni De los Prados son, Tournedó de Ternera, Pichón, Rabo de toro al estilo Wellintong, Lomo de Buey Gallego, Hígado de Pato asado, Filetes de solomillo de ternera con salsa Strogonoff, Presa de cerdo Ibérico y Paletilla de cordero lechal.
Los postres están para chuparse los dedos: sorbetes naturales; Mousse de vainilla, bizcocho de café, cremoso de toffe y helado de café blanco; Crema de arroz con leche, manzana asada, gelée de romero y sorbete de limón; Bizcocho fundente de Chocolate D.O. «Saint Domingüe», 70% y helado de violetas; Mousse de lichis, bizcocho de frambuesa y rosa y helado de chocolate blanco; Tarta de manzana caliente con helado de manzana asada con caramelo a la sal: Mousse de chocolate con leche, bixcocho de chocolate y helado de yogurt y una Selección de Quesos.
Además, el Vagón de Beni te ofrece algo muy especial: una parte del vagón está especialmente destinada a sala de estar para las sobremesas. Es u lugar íntimo, ideal para alargarse ocn el postre junto a la chimenea o para tomar una copita, pero no olvides que hay que reservarlo antes.