Toyota quiere revolucionar el mundo
Si afirmo que Toyota quiere revolucionar el mundo no es una mera frase para llamar la atención o hipérbole desmesurada, ni falta de criterio, es realmente porque esta multinacional del motor, que pugna año tras año entre el primer y segundo puesto en cuanto a ventas de automóviles en el mundo, cree y va a intentar realmente acabar con la gasolina y los derivados del petróleo de uso para combustible de una vez por todas.
Con la presentación del nuevo Toyota Mirai, quizás el diseño del automóvil más feo de la Historia, vehículo propulsado por una pila de hidrógeno, el portavoz de la marca ha asegurado que en los próximos 10 años el mundo será “distinto” y que comienza la era “sin gasolina”. Pero eso no es todo, pues también peligran las compañías eléctricas, ya que puedes utilizar la pila de tu auto para abastecer de energía eléctrica tu propia casa, pila capaz de solucionarte tu suministro eléctrico por una semana hasta nueva carga (que puede apoyase por ejemplo con paneles fotovoltaicos en la azotea). Si esto se hace realidad, se puede asegurar que la “revolución” está servida, pues hablamos de un gasto mínimo de combustible para nuestro vehículo, con energía renovable y no contaminante, más el ahorro completo de nuestra factura de electricidad. Parece como si el mismísimo Tesla hubiese renacido de sus cenizas.
Toyota es pionero de los coches híbridos. Hace unos años nadie apostaba por esta tecnología y hoy en día ya se producen más de un millón de unidades que son vendidas por todo el mundo. Estaba claro que se necesitaba “ir más allá” y el siguiente eslabón resulta esta maravilla que se recarga en 5 minutos, desarrolla 155 CV de potencia, acelera de 0 a 100 km/h en 9,3 segundos y tiene una autonomía de 500 km. Es cierto que existe el problema de la “seguridad”, el “complejo” de ir sentados sobre un depósito de hidrógeno, pero en la Toyota aseguran que el nivel de peligrosidad no es mayor que ir sentado sobre un depósito de gasolina y que los diseñadores han trabajado muy duro junto a los ingenieros para que las cargas y los depósitos revistan el menor riesgo, incluidas las pruebas de colisiones a distintas velocidades.
En cuanto al uso de esta tecnología para otros ámbitos, es decir, aplicar esta “batería con ruedas” para el uso doméstico y suplir con ello a la red eléctrica convencional, al menos en Europa sería más que complicado y todavía más en España, donde la legislación aprobada recientemente por el Partido Popular restringe o dificulta mucho el uso de “fuentes alternativas” para la producción y uso de energía eléctrica. Seguramente el “mensaje” revolucionario de Toyota esté más bien dirigido al continente americano y asiático, que son mucho más flexibles en cuestiones energéticas y donde las ventas le son mucho más numerosas. Otro dato a tener en cuenta sería la aplicación práctica en las grandes ciudades, en los grandes bloques de edificios, donde la falta de espacio imposibilitaría la instalación de las decenas de tomas y de las suficientes plazas de aparcamiento que se necesitan por vivienda. Me parece una solución perfecta para todas esas casas de campo y bungalows con garaje, para las casas unifamiliares en general.
La cuestión pasa por evolucionar, por conseguir de una vez por todas que el mercado sea realmente quien mande en los precios, en competencia leal, y no permitir los estancamientos y servilismos a los que hemos llegado en estos inicios del III milenio en los productos de primera necesidad, de no permitir que los dirigentes alteren nuestro estilo de vida por intereses ajenos al progreso y a la energía renovable y no contaminante, y eso pasa por la autosuficiencia, que es casi como decir: la libertad. Todavía quedan muchos inventos olvidados en los cajones de los ministerios tan revolucionarios o más que éste de Toyota, ya viene siendo hora de aplicarlos a nuestra forma de vida para mejorarla.
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Toni Ferrando.