Torreblanca es el mejor repostero del mundo

antonio 28 abril, 2015

A pocos meses de conocer quién será declarado como “mejor pastelero del mundo 2015”, según la lista que todos los años lanza la prestigiosa revista “Restaurant”, se le preguntó al cocinero más influyente del mundo sobre el tema, a Ferrán Adriá, en una entrevista ofrecida a EFE en 2013. Su respuesta fue de lo más contundente: “Paco Torreblanca es el mejor repostero del mundo”, y fundamentó su afirmación contándonos su propia experiencia vivida con él y cómo influyó aquel aprendizaje en su carrera.

Antes que nada debo añadir datos comparativos. Una opinión sin contrastarla creo que no merece credibilidad y por eso me veo en la obligación de facilitaros la lista de los reposteros que actualmente están considerados como “los mejores”. ¿Habrá influido de algún modo la maestría de Torreblanca en dichos reposteros que ahora triunfan por el mundo? Veamos. El actual “mejor pastelero del mundo” es el español Jordi Roca, tal y como os cuento en un post del año pasado. Con el mismo jurado que el anterior, se decidió que el argentino Osvaldo Gross es actualmente el “mejor pastelero de Latinoamérica”. En EE.UU. Buddy Valastro es casi como “el dios de la pastelería” y en Asia, el equipo de Malasia se proclamó como “los mejores pasteleros de Asia y Oceanía”, quedando Singapur y Australia en las siguientes posiciones respectivamente.

Si seguimos una sencilla regla de tres, donde las “nuevas formas” de elaborar los pasteles están muy influenciadas por los hermanos Adriá: su minimalismo en la presentación, sus técnicas innovadoras, como el uso del nitrógeno, o las hierbas aromáticas para suflés y helados, el toque personalizado dependiendo de la región donde se elabora, etc, se puede decir que la nueva pastelería toma mucha conciencia de esta forma de elaborar. Un ejemplo claro está en Jordi Roca, que toma todas estas experiencias y lo “personaliza”, creando a su vez una gama interesante de nuevos postres y helados. Si Ferrán nos cuenta que aprende mucho de Torreblanca, está claro que el “Gran Maestro”, en fin, es este alicantino que casi obliga a conocer su obra y su persona.

Ferrán Adriá, en su época de “recopolación” y aprendizaje, de infinita curiosidad y múltiples ensayos en su laboratorio “El Bulli”, buscaba para la repostería esa misma perfección que poco a poco había adquirido para su cocina. Cuando le hablaron de Torreblanca, de la ovación recibida por éste en el banquete de boda del entonces Príncipe Felipe y Letizia, con comensales como el Príncipe Carlos de Inglaterra sumado a los aplausos, decidió visitarlo en su pequeño obrador de Elda (Alicante), España. Llamó a la puerta y dijo: “¿Eres Paco Torreblanca? Soy Ferrán Adriá y vengo a quedarme”. El repostero, que era casi un ermitaño que apenas salía de su obrador, desplegó todo su arte en el azúcar y chocolates. En cada pastel quedaba plasmada una exquisitez exclusiva, sabores que nadie más sabe alcanzar. En sus frutos secos garrapiñados, en la fluidez de sus genuinos chocolates, en las dulces figuras de turrón, mazapán o panquemados (roscones de Reyes, monas de Pascua) se reunía la tradición centenaria de una de las regiones más “dulces” de España, reconocida al menos desde los tiempos de Felipe II. Repostero “por accidente”, Paco Torreblanca posee un don innato, convirtiendo en “fácil” una receta de postre para llevarlo a su punto exacto de dulzura. Ya en el año 2004 estaba considerado como el “mejor repostero de Europa”.

Paco Torreblanca ha sido jurado recientemente en un programa famoso de una televisión española. Cada año recibe más de 400 solicitudes de todo el mundo para acceder a sus clases de repostería. También sigue elaborando su repostería “selecta” en varias pastelerías abiertas en la provincia de Alicante y tiendas en las capitales de Alicante y Valencia. Ha publicado dos importantes libros de repostería (años 2006 y 2007) y suele ofrecer conferencias en los más importantes eventos gastronómicos del mundo. Master Class Repostería y Pastelería 2014. No hay nada más efímero que un exquisito pastelito, pero los maestros perduran.