La Casa de la Cascada de Wright

La Casa de la Cascada de Wright resultó no sólo una construcción de un arquitecto estadounidense brillante, sino que al transcurrir del tiempo se ha convertido en obra maestra y en modelo a seguir para diseñadores y constructores posteriores. A pesar de que casi ha pasado un siglo, ese diseño concebido en 1935, pasaría hoy en día como algo vanguardista e incluso adaptable al modelo de casa inteligente. La diferencia con otros arquitectos de renombre, como pudiera ser Gaudí, es que la Casa de la Cascada ha sido imitada por innumerables arquitectos, de ahí que nos parezca ahora un diseño bastante “corriente”, pero Wright fue el primero en diseñar ciertas formas y combinar inéditos elementos que, unidos a su situación orográfica, la convierten en una casa única en el mundo.

El construir casas en la periferia montañosa de Pittsburg, Estado de Pennsylvania, no fue debido al capricho de los grandes hacendados e industriales de la época. La zona fue elegida sencillamente para huir de la terrible contaminación que ni las altas chimeneas lograban salvar de los humos irritables. Uno de estos hacendados, los Kaufmann, propietarios de los grandes almacenes, encargaron un proyecto de casa de campo al arquitecto Frank Lloyd Wright frente a una pequeña cascada en el riachuelo Bear Run. Pero la sorpresa del cliente fue mayúscula cuando observó en los primeros planos que la casa reposaba sobre la cascada, a pesar de disponer de grandes extensiones de terreno pertenecientes a la familia en zonas más convenientes.

La construcción de la obra duró casi tres años, entre 1936 y 1939, donde Wright integra de manera magistral en el entorno una estructura de hormigón, estudiando los factores medioambientales, materiales nativos, uso y función del morador, etc. Wright había creado la “Arquitectura Orgánica”. En la actualidad la Fallingwater está considerada como un Monumento Nacional y la han visitado más de 4.5 millones de turistas desde que se convirtiera en Museo en 1964. El Instituto Americano de Arquitectura la ha juzgado como “la mejor obra de la arquitectura estadounidense de la Historia”.

El arquitecto de la actualidad, cuando habla de “casa inteligente”, “economizar espacios”, “sostenible”, “multifunción” etc., está aplicando los principios que Wright ideó para la Casa de la Cascada. En el exterior combina la verticalidad con los grandes voladizos horizontales, convertibles en espaciosas terrazas multifuncionales. Además cuida los colores del entorno mimetizándose con el medioambiente. En el interior soluciona los espacios de manera inteligente, adaptándose a las necesidades del morador y ofreciendo impresionantes vistas al bosque. Esta construcción atemporal marca un hito y no tiene valor, de hecho el heredero del matrimonio Kaufmann, la regaló en 1963 a la Western Pennsylvania Conservancy, junto a 600 hectáreas que la rodean.

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Toni Ferrando.