En busca del tesoro español hundido

antonio 31 julio, 2015

Una familia estadounidense (de cazatesoros) ha encontrado en aguas del Atlántico el pecio de una embarcación española hundida en 1715. Entre los objetos rescatados se han recuperado 52 monedas de oro valoradas en un millón de dólares. La ilusión de todo ser humano en el mundo, al menos en algún momento de nuestra vida, es aventurarse en busca del tesoro español hundido. Resulta paradójico, pues esa misma fiebre del oro y búsqueda de “el Dorado” que durante varios siglos los españoles sufrieron, contagiarían al resto de naciones en épocas más recientes, esta vez animados por la ingente cantidad de navíos que, por causas accidentales o bélicas, naufragaban, sobre todo en el Océano Atlántico, gran parte en las proximidades de las costas americanas y costas de la Península Ibérica.

Durante más de 300 años la Corona Española organizó flotas regulares para el traslado de metales preciosos desde América hacia su Corte (entiéndase Europa para no entrar en detalles). Para defender a estos grandes y pesados barcos de mercancías, se reunía una considerable escolta con galeones de guerra, las naves más poderosas de su tiempo, la mayoría dotados con hasta 50 cañones por banda. El éxito de estos largos viajes dependía en gran medida de la climatología y de que ninguna armada enemiga conociese su ruta, por eso resulta tan difícil localizar con exactitud el punto de los naufragios o hundimientos, ya que sólo el Capitán de la flota conocía la exacta (y a menudo la cambiaba sobre la marcha). Según cálculos de los expertos, sólo en el Golfo de Cádiz hay hundidos 180 barcos, con una carga valorada en unos 25.000 millones de euros.

Si tenemos que se organizaba el “Galeón del Oro” al menos una vez por año y que clandestinamente o con conocimiento de las “autoridades competentes”, se otorgaban a particulares, al menos, otro viaje anual proveniente de las minas de plata del Potosí, se puede asegurar que un mínimo de 600 flotas con grandes mercantes, han cruzado el Océano repletas de tesoros. En el Archivo de Indias encontramos la lista de todas estas flotas y del resultado de sus travesías, pero es lógico que no existan registros (sólo en algunos casos) de los viajes clandestinos ni de las empresas privadas que no solicitaron escolta a la Corona. Del mismo modo, los cazatesoros del último siglo y medio raramente han registrado sus hallazgos, de manera que resulta difícil hacerse una idea de la cantidad de metales preciosos que se han trasladado de una parte a otra del mundo, ni de la que reposa todavía en el fondo del mar, ya que es imposible saber cuántos barcos se hundieron. Se calcula que puede sobrepasar el 20 % (cifra muy optimista), los barcos que sucumbieron a la tragedia, lo que nos ofrece la cifra de 120 grandes barcos (aunque el Galeón del Oro podía albergar varios barcos mercantes), repletos de oro y plata, como mínimo. A una media de mil millones de dólares por barco, nos aclara el porqué del interés y hasta pasión que estos tesoros tangibles despiertan en toda persona con un mínimo de espíritu aventurero, pues gran parte de los pecios no han sido hallados.

Según datos del Museo Naval de Madrid (fuente del diario digital 20minutos), existen al menos 1449 buques españoles hundidos y localizados por todo el planeta, sólo pertenecientes al periodo comprendido entre mediados del siglo XVIII y el XX, y a falta de sumar los que constan en los archivos de Cádiz y Ferrol (ahí es nada). Desde el turbio asunto de la Fragata Nuestra Señora de las Mercedes, con su consiguiente contencioso entre la empresa Odyssey, que rescató un tesoro de más de 500.000 monedas de oro y plata (380 millones de euros), y el Gobierno de España, se está llevando a cabo el mapa de pecios más ambicioso de la Historia de la navegación. Las preguntas al respecto siempre serán las mismas: ¿el tesoro pertenece a quien lo encuentra? ¿Al país cuyas aguas jurisdiccionales reposen los restos o pecios? ¿Al propietario del barco hundido y en su defecto al país de origen? De momento, el tesoro de la fragata Mercedes estarán por mucho tiempo en Cartagena, España, como pudimos leer en un post anterior, aunque en estas fechas se puede contemplar parte del mismo y conocer su Historia en el MARQ (Museo Arqueológico de Alicante), hasta el mes de septiembre.