El extravagante Ático del Hotel The Mark

El penthouse del hotel The Mark de Nueva York es la suite más escandalosamente grande, cara y extravagante de Nueva York y ya de paso, de todo el planeta. Tiene su historia, igual que el edificio en el que se ubica en Upper East Side que también alberga uno de los hoteles históricos más representativos de Estados Unidos, un restaurante gourmet y un bar de copas y cócteles, ambos de súper moda.

The Mark es el principal hotel histórico de la ciudad de Nueva York, lleva en funcionamiento desde 1927 en una de las ubicaciones más cotizadas de la Gran Manzana, en el Upper East Side, con entrada por Madison Avenue haciendo esquina con la 77 y junto a Central Park, una de las zonas más exclusivas (y caras) de Manhattan.

Hace unos años que a The Mark se le hizo una reforma integral, del interior del hotel se encargó el prestigioso decorador Jacques Grange (diseñador francés entre cuyos clientes están Yves Saint Laurent, Kart Lagerfield, Valentino o la familia real del Principado de Mónaco) y además se reformaron las plantas superiores para albergar varios apartamentos, estudios, y así conseguir aumentar el número de suites, tiene casi una suite por cada dos habitaciones: 50 suites (sin incluir el ático) y 106 habitaciones; se reservó el mejor espacio, la totalidad del último piso, el 16 y la terraza sobre cubierta, el 17, para hacer un ático espectacular.

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En principio no se consideró que este ático formara parte de las instalaciones del hotel The Mark y se puso a la venta con un precio de 60 millones de dólares. No se vendió. Durante siete años estuvo listado a ese precio, hubo ofertas, pero no se rebajó ni un duro y se quedó sin vender (sólo los gastos de comunidad ascienden a 44.645 dólares al mes ya que incluyen el uso de algunos de los servicios e instalaciones del hotel). Hace un par de años la dirección del hotel decidió decorarlo e incorporarlo a las ofertas de alojamiento de The Mark y el resultado ha sido todo un éxito.

Para la reforma del Penthouse del hotel The Mark se contó con lo mejor de lo mejor. Toda la casa está controlada tecnológicamente por control remoto en cada detalle, hasta la temperatura de cada habitación. El estilo sofisticado, elegante y cómodo fue obra de Jacques Grange; la cocina, en su mayor parte hecha a medida, se encargó a Piero Lissoni para Boffi, es una cocina de chef que incluye una isla de encargo, refrigerador Sub-Zero, enfriadores de vino y electrodomésticos de Gaggenau y Miele. La suite tiene seis dormitorios, cada uno de ellos con su propio baño; el dormitorio principal ya es como una suite dentro de la suite, con una espectacular chimenea de dos caras que hace de pared divisoria entre el dormitorio y su propia sala de estar, dos enormes vestidores y baño tipo spa con bañera infinita y sala de vapor.

Aunque la pieza estrella del Penthouse del hotel The Mark es, sin duda el enorme salón que se encuentra bajo la cubierta del torreón del edificio: un espacio amplio, diáfano, rodeado de ventanales, con un techo altísimo con la forma del tejado del torreón; un espacio digno de un salón de baile que cuenta con varias zonas de estar e incluso un piano de cola. El apartamento también tiene una biblioteca, un comedor formal para 24 personas y un office junto a la cocina para los desayunos y un espacio “invernadero” con techo y paredes de cristal, gimnasio propio, etc…

Y aun nos queda la terraza, que es un auténtico lujazo, en una ciudad como Nueva York, un espacio privado al aire libre, de 240 metros cuadrados, con vistas a Cetral Park es una joya en sí misma. Esta estructurado como un espacio más de la vivienda, con un bar, área de comedor, de estar, etc…

Por supuesto, los ocupantes del Penthouse de The Mark tienen acceso privado al ático (hay 3 ascensores en exclusiva para ellos), la posibilidad de que el chef Jean-Georges Vongerichten (3 estrellas Michelin) cocine para ellos bien para una cena formal en el comedor, una comida informal en la terraza o incluso una cesta de picnic para llevar a Central Park, así como los servicios a domicilio del personal de salón de belleza de Frederic Fekkai.

Marga G.-Chas Ocaña

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