Clubes exclusivos ¿sibaritismo o masonería?

Todas las grandes ciudades del planeta esconden algún lugar más o menos secreto, uno de los clubes exclusivos destinados a que la elite de su sociedad tenga un lugar discreto donde reunirse. El concepto ha evolucionado bien poco desde los minoritarios clubes londinenses del siglo XVIII, clubes selectos de caballeros de buena cuna, en los que se podía disfrutar de un buen cigarro, una copa de scotch y hacer negocios en petit comité. Hoy en día siguen existiendo por todo el mundo este tipo de clubes exclusivos, que si bien no son tan secretos, siguen manteniendo el aura de minoritarismo y no tienen nada que ver con los clubes electrónicos, en los que, en muchos casos, la, también elite, baila hasta el amanecer.

El origen de los clubes sociales es variopinto; hay casos en los que responde a una tendencia ideológica y podemos encontrar importantes clubes de pensamiento en todas direcciones, tanto progresistas como reaccionarios; hay otros casos en que los clubes eran organizados en torno a una actividad o afición común, como algunos míticos clubes de prensa o algunos clubes deportivos que han ido evolucionando en direcciones más lucrativas, como inversiones o negocios; aunque los más selectos, son los clubes exclusivos en los que había que contar con un apellido para conseguir un carnet de socio, algo que hoy en día se arregla con una saneada cuenta corriente.

Uno de los más míticos, que aún sigue en activo en nuestros días es el White Club, uno de los más antiguos y conservadores de Londres o el  Carlton Club, fundado en 1832, un club exclusivamente masculino en el que sólo una mujer, Margareth Thatcher fue admitida como miembro de pleno derecho, siendo Primera Ministra del Reino Unido. Sigue siendo muy restrictivo a la hora de admitir nuevos socios, pero permite la entrada a invitados de estos, por lo que son bastante habituales los actos sociales celebrados en sus varios salones, como Disraeli Room, Churchill Room, Macmillan Room o Wellington Room. El White Club, tiene una lista de espera de al menos nueve años para pasar a ser socio de pleno derecho y eso sólo después de una estricta y exhaustiva criba.

Como consecuencia del pasado colonial británico, su concepto tradicional de clubes exclusivos se extendió a oros continentes, así encontramos clubes como el el Tanglin Club de Singapur, fundado en 1865 para satisfacer las necesidades “británicas” de cuarenta leales súbditos, relevantes en la prosperidad de la incipiente ciudad, cuya sede ocupa la misma finca que fue comprada por los socios en 1866. El Tanglin Club fue no de los más importantes centro de reunión de lo más destacado de la sociedad Europea en Asia, cuyas celebraciones en la magnífica pista de baile eran trending topic en los ecos de sociedad. Hoy continua en activo, estando considerado como uno de los más selectos, por su reputación de prestigio y calidad.

Otro club mítico fue el Imperial Delhi Gymkhana Club de Nueva Delhi, que sigue abierto aunque haya quitado el Imperial de su nombre tras la independencia de India en 1947. Situado en el corazón de Lutyens ‘Delhi Safdarjung Road, en un lugar con un importante pasado histórico imperial. Continúa siendo muy exclusivo y selecto y el plazo de espera para conseguir la membresía puede ser de hasta 30 años.

Uno de los clubes más famosos del mundo está en África, es el Mount Kenya Safari Club, que fue el lugar de reposo, ocio y fiesta de muchas estrellas de Holliwood, lo que le dotó de una cierta aura de club exclusivo para celebrities. Ello se debe a que su creador, en 1957, fue el actor William Holden y aún se conserva el chalet que era su residencia privada. En su decoración están presentes muchísimas fotos de actores y directores de cine, así como de escenas de rodajes que se realizaron en sus proximidades. Hoy en día ha perdido su carácter de exclusividad, aunque aún conserva privilegios para sus socios.

En España tenemos, por ejemplo, el Círculo Ecuestre de Barcelona, que es el club deportivo más antiguo de España, fundado en 1856. Está situado en un edificio centenario (es su cuarta sede), ejemplo de la arquitectura modernista de Barcelona y es uno de los pilares, tanto de la vida social barcelonesa como un centro de negocios, lobby y networking. Actualmente cuenta con 1.700 socios entre los que encontramos abogados, arquitectos, médicos, empresarios, políticos, así como otros nombres relevantes de sectores como la prensa. La candidatura a miembro debe estar apadrinada por cuatro socios y la cuota de ingreso es de 12.000€, que no exime de su cuota mensual.

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Marga G.-Ocaña