Chocolates Valor, tradición y calidad desde 1881
Pocas empresas pueden presumir de una antigüedad más que centenaria, como Chocolates Valor, tradición y calidad desde 1881 que, a pesar de los continuados cambios del mercado, de que las materias primas varían adaptándose a nuevos métodos de cultivo y numerosos problemas que han sucedido durante los últimos 131 años, siguen ofreciendo un acabado excelente en todos sus formatos, convirtiendo el dulce de cacao en una delicatesen intensa y con personalidad propia, creando nuevas recetas sin prescindir nunca de su toque tan particular de sabor y calidad.
La provincia de Alicante, Comunidad Valenciana (España) es quizás la zona del mundo más famosa por sus exportaciones de turrones, dulces, caramelos, helados y chocolates que a centenares de toneladas salen de las factorías de Jijona, Ibi, Alcoy, etc., y de la misma capital alicantina todos los años. Fue precisamente durante la época en que los turrones de Alicante (duro) y de Jijona (blando), a finales del siglo XIX, se decide por la elaboración de los mismos en Jijona, trasladando las fábricas alicantinas, cuando un agricultor de la zona de Villajoyosa, Don Valeriano López Lloret, adopta el oficio de chocolatero.
Valor, que era el nombre con el que se conocía a Don Valeriano, creó una receta de chocolate puro que pronto sería demandado en toda la Provincia. La cercanía con el puerto de Alicante y al ser Villajoyosa también puerto (pesquero), le daba la oportunidad de seleccionar los mejores granos de cacao, importados de África y Sudamérica en óptimo estado de conservación, procedentes a su vez de los puertos de Valencia y Barcelona. Ya en esa época en Villajoyosa existía tradición chocolatera y Valeriano era uno más de los 39 chocolateros de la población.
A principios del siglo XX la elaboración artesanal del chocolate se agiliza con la adaptación de nuevas máquinas y herramientas. El motor de diésel sustituye al primitivo molino y se puede incrementar la producción, factor que cambia el estilo de venta directa al consumidor por el método comercial “al por mayor”, haciendo que su presencia en los pueblos y ciudades, incluso de fuera de la provincia, se incrementara. Don Vicente López Soler sustituye a su padre y fundador a partir de 1916 y quince años más tarde, la empresa deja de ser solamente familiar para constituirse en una que empleaba a jornaleros a tiempo parcial. En la década de los años 1930 se incorpora también la electricidad en aquel primer obrador de la Ermita.
El aumento de la demanda dejaba más que pequeñas las instalaciones primitivas, así que en la década de los 1960 se alquila una fábrica en la cercana población de Torrellano y en 1964 se inaugura una factoría de nueva planta en Villajoyosa. Sería en esta década cuando se lanzaron al mercado las nuevas variedades de la gama de chocolates, como el rombo o la línea “soy diferente”, de gran aceptación en el ámbito nacional. En esta época se procesan más de 10.000 kilos por jornada, sin utilizar grasas vegetales que sustituyeran a la manteca de cacao. La apuesta por la calidad antes que la cantidad, le ha ido reportando un resultado que ha sumado los dos factores, convirtiéndose en la década de los 1970 en Sociedad Anónima y en una de las empresas alimentarias más importantes de la provincia.
Con Don Pedro López Mayor, tercera generación al frente de Valor, se amplía el equipo directivo y se crea una gran red de representación a nivel nacional. Con los bombones Valor, se llega también a exportar a países como Venezuela, Argentina y Japón. En 1995, siempre en busca de la máxima calidad, se opta por procesar directamente el grano de cacao, en vez de importar la pasta ya elaborada. Para ello se habilitará una nueva instalación con 22.000 m2 de superficie.
Con la entrada de este siglo llegarán los máximos reconocimientos nacionales e internacionales a la marca Valor. Pedro López López representa a la cuarta generación y elabora una agresiva campaña publicitaria para “concienciar” al adulto de que el chocolate no está dirigido exclusivamente para el consumidor infantil. Se crea una amplia gama de nuevos productos, incluido un surtido “sin azúcar” que sorprende por su sabor idéntico al tradicional. Se pone en marcha la filial comercial Valor USA Inc., y decenas de chocolaterías se van abriendo a lo largo del paisaje nacional e internacional, siempre con la premisa a su “calidad”. Sus “bombones de Autor” merecen un post a parte. En el 2006 se conmemoró su 125º Aniversario con la visita de SS. AA. los Príncipes de Asturias para inaugurar la galería de arte en chocolate.
Actualmente el lema de Valor está centrado en el “placer”, sin olvidar el carácter urbano y sofisticado de su mayor consumidor: el residente de la gran ciudad. Su museo es muy interesante, abierto en el lugar primitivo donde se iniciara la “aventura Valor”. En el año 2011 se le otorga el Premio “European Candy Kettle Award”, uno de los más prestigiosos del sector. Se exporta actualmente a más de 45 países y entrar en una de sus chocolaterías es sinónimo de elegancia y buen gusto, todo con un diseño finísimo y genuino, cuidado hasta el detalle para conseguir un perfecto estilo de vida.
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Toni Ferrando.