Château Lafite Rothschild, vino de prestigio

El Burdeos por excelencia es el Château Lafite Rothschild, vino de prestigio mundial con el que se debe engalanar a los comensales de cualquier mesa de lujo, si queremos que esté completa. Este vino francés, que se cultiva en los viñedos propiedad de los Barones de Rothschild, ya estaba reconocido en los palacios y casas pudientes europeas, desde el siglo XVIII, aunque su tradición vitivinícola se aleja en el tiempo muchos siglos atrás.

El viñedo principal de los Rothschild se encuentra en la zona vinícola por excelencia de Burdeos, en el Médoc, situada a orillas del Océano Atlántico, con un clima bastante duro para su cultivo, pero las características del suelo y el adecuado cuidado, han regalado cepas famosas en todo el mundo. El tipo de uva que predomina es el Cabernet Sauvignon, pero también se cultiva una poca cantidad de merlot, cabernet franc y petit verdot. Así se obtiene una mezcla con denominación de orígen Pauillac, con una producción actual de unas 35.000 cajas anuales.

En cuanto a su bodega principal, se encuentra en el subterráneo del Castillo de Lafite,a cuyo primer propietario, Gombaud de Lafite perteneció ya desde el año 1234 al menos. Pero los viñedos empiezan a cuidarse especialmente desde el siglo XVII, cuando la familia Ségur adquiere la finca, ampliando y mejorando significativamente las tierras destinadas a su cultivo. A principios del XVIII, el marqués de Ségur Nicolas-Alexandre introduciría en las cortes europeas sus refinados caldos, dando comienzo al gran nombre que alcanzaría después. En 1797, tras el oscuro período de la Revolución, comerciantes holandeses comprarían las tierras. La familia Vanlerbergue se encargaría de matizar todavía más el sabor de sus caldos, consiguiendo que las cosechas de los años 1798 y 1817 pasasen a la historia por ser unos vinos de muy excelente calidad.

Los propietarios actuales, los barones de Rothschild, adquirieron la finca en agosto de 1868, en las que se incluían 74 ha. de viñedos. En la actualidad está dirigido por Eric de Rothschild desde 1974 y hace pocos años pasaría al noticiero mundial por haber vendido en una subasta la botella de vino más cara del mundo por 166.000 euros. Se consideran unas magníficas cosechas las de los años 1990, 1995, 1996 y 2000.

Queda además añadir una rica receta para acompañar este maravilloso elixir, gentileza encontrada en su página web, como es un plato de pechugas de pato a las cerezas, sabor que combina de manera excelente con un Saga Pauillac y que recomienda la enóloga Diane Flamand. Hay que reconocer que los franceses para esto de la grastronomía suelen acertar y con los vinos, van sobrados de halagos, por algo son los primeros productores del mundo.

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Toni Ferrando.