Baccarat, un cristal sinónimo de lujo y elegancia
Adquirir o poseer un Baccarat, es sinónimo de lujo y elegancia. Estas maravillas esculpidas o talladas en cristal son, desde hace más de dos siglos, verdaderas joyas que han decorado los más refinados salones, vitrinas y tocadores de las más elegantes familias de todo el mundo. En los últimos años han diseñado los envases para los perfumes más caros del mundo, verdaderas obras de arte y del diseño que se convierten en objetos para coleccionistas.
La fundación de la primera fábrica Baccarat se remonta nada menos que al año 1764, por concesión del rey Luis XV de Francia para la instalación de un taller de vidrio en la localidad francesa de Baccarat, en la provincia de Lorena. Pero esta primitiva empresa, propiedad del fundador, el entonces Obispo de Metz Louis-Joseph de Laval Montmorency, elaboraría principalmente artículos corrientes y cristalería de mesa comunes. Será a partir de 1816, con la instalación de un horno para vidrio, cuando se comenzó a producir objetos más refinados de cristal.
En 1823 recibirían el primer encargo por parte de la Familia Real francesa, punto de inflexión y que marcaría lo que sería el diseño y la moda en la decoración de los últimos tiempos. Lámparas, espejos, jarras, vasos, copas, botellas, tinteros y cientos de adornos hechos de cristal, pasarían a otra dimensión con Baccarat. En 1827 saldría de sus hornos el servicio Hartcourt, convertido en emblema clásico de la marca. En 1832 se registraría la marca con el dibujo de una jarra, una copa y un vaso. En 1841 iniciarían la producción de envases para perfume, ya en 1907 saldrán de la fábrica una media de 4.000 frascos al día, destinados a las principales perfumerías de Francia.
Baccarat siempre firma sus creaciones. En 1936 sustituyó las etiquetas de papel pegadas por marcas grabadas al ácido. En 1990 será el láser la herramienta para etiquetar, así que los coleccionistas deberán buscar, al menos en los objetos posteriores a 1832, primero etiquetas y desde 1936 marcas grabadas en el cristal que evitan o intentan evitar las copias.
En la segunda mitad del siglo XIX la creación francesa, tanto en vestidos, perfumes y decoración en general, estaba de moda. Todo el mundo soñaba con disfrutar del estilo francés, así que Baccarat contempló un período de expansión espectacular. Asia, con Japón a la cabeza, Las Américas, con EE.UU. como mayor cliente, y el resto de Europa incrementaron tanto la demanda de sus productos, que se plantearon una presencia mayor en otros continentes. En 1948 abriría una franquicia en EE.UU. El famoso escultor Robert Rigot aportaría un caudal interminable de diseños durante su época de asesor-colaborador en Baccarat, entre los años 1966 y 1996. Un año después, en 1997, la marca lanzaría perfumes, todos de una calidad sin precedentes, elaborados por los mejores perfumistas del mundo. A mediados de la primera década de este siglo, también han lanzado bellas piezas de joyería, entrando así en el circuito internacional con diseños realmente interesantes.
Encontrar Baccarat auténticos es relativamente fácil, dada la cantidad producida en los casi 250 años de existencia de su fábrica, pero hay algunos exclusivos que sólo se encuentran en museos, como el de la propia marca o el de París, así que hay piezas únicas que salen a subasta en ocasiones y el precio que alcanzan resulta más que considerable. Coleccionar belleza es sin duda un hobby y un estilo de vida sin pérdidas ya que su valor nunca se apagará, pues la belleza siempre será mayor al valor del dinero.
[gallery ids=»881,882,883,884,885,886,887,888,889,890,891,892″]
Toni Ferrando.
Me dijeron que las piezas muy antiguas no tienen marcas. Es verdad eso? Yo tengo varias sin marcas.
Me interesa ver modelos y precios
Gracias