Prendas rellenas de plumas
Aunque en el norte de la Europa Occidental se conocen al menos desde mediados del siglo XVIII, según referencias de los viajeros de climas más cálidos de esa época, no sería hasta finales del siglo XX cuando aparecen los abrigos de alta montaña, llamados también popularmente “plumas” o “plumíferos”, sacos de dormir, almohadas y edredones nórdicos en el resto del mundo. Estas prendas tan calentitas contienen centenares de plumas de ave, en especial las de un tipo de ánade, que ofrece una superficie mullida y aislante como ninguna. Existen algunas particularidades, como la calidad de las plumas que deben ser de ganso u oca o de pato, además de una etapa de su crecimiento en concreto y de las zonas corporales del ave específicas, siendo hoy en día habitual encontrar prendas a bajo precio porque provienen de otros tipos de ave o de peor calidad, además de los fabricados en fibra.
Se puede encontrar un edredón de la máxima calidad por unos 10.000 euros. Se fabrican en Canadá, Japón, Estados unidos y algunos países del norte de Europa. El plumón de las aves proviene principalmente de Islandia y el finísimo algodón de Suiza, aunque dichos países no tengan exagerada tradición en ninguna de las dos materias, pero parece que son la combinación perfecta. En Alemania se fabrica uno con plumas de eider, una especie protegida, y cuesta unos 9.000 euros. En la última década la exclusividad en la exportación de prendas de pluma, prácticamente acaparada por Canadá, ha sido también batida por China. A principios de este siglo XXI más del 90 % de los edredones se elaboraban en este país de Norteamérica, con una calidad contrastada, pero en los últimos tiempos se han visto reducidas sus exportaciones, aunque siguen siendo muy importantes.
El plumón de la zona del tronco y cuello de las aves son las que proporcionan ligereza y mayor confort a una prenda. Cuanta mayor cantidad de plumón del cuello, más calidad y mayor precio. El tejido que recubre las plumas es lo que ha determinado el éxito de las prendas deportivas y de cama en las últimas décadas. Con los nuevos tejidos sintéticos, impermeables y ligeros, las bajas temperaturas en la alta montaña son más soportables, además han reducido el peso, ya que un abrigo de algodón o lana puros relleno de plumas puede superar los 5 kgs perfectamente. Una prenda que aisle térmicamente, repele la nieve y el agua y además no pese demasiado, ha permitido una mayor proliferación de deportistas de alpinismo y de aventura “extremos”.
El proceso de selección de las aves y las plumas de éstas es muy laborioso. Existen granjas especializadas que abastecen en exclusiva a los fabricantes de prendas. Una vez en fábrica se distribuyen las cantidades para diversas calidades. Se lavan las plumas mediante un proceso hipoalergénico que cumple las normas sanitarias. Ya sabemos: cuanto más plumón y menos plumas grandes, mayor calidad. Las costuras en doble haz de los bordes y la distribución en cuadrados permiten que las plumas no tiendan a agruparse en los extremos. El edredón más caro es ligero y no al revés como se suele creer. Tanto si está confeccionada con tejido sintético o natural la prenda es lavable, aunque si es permeable su secado dura bastante tiempo.
¿Pero porqué plumas de oca? Aunque parezca un “capricho nórdico” el abrigo natural de las aves es un aislante térmico como ningún otro. Su estructura permite la transpiración pero bien dispuestas las plumas van formando pequeñas cámaras que impiden la entrada de aire de manera muy eficiente, guardando el calor corporal. Visto así, podríamos pensar que cualquier pluma de ave sirve para este fin, pero si elegimos plumas de aves acuáticas encontraremos además de un aislante térmico, un repelente natural del agua, ya que su estructura se ha ido adaptando al mundo acuático. Bien es cierto que las aves acuáticas segregan una sustancia, parecido a la grasa animal, que las impermeabiliza por completo, permitiendo zambullirse “cortando el agua”. Esta sustancia desaparece casi por completo de las plumas con los lavados, pero el tejido que envuelve las prendas hace la función impermeable externa. Nos queda encontrar un ave que además de ser acuática posea un plumón suave, en cantidad y acostumbrada a las bajas temperaturas: la oca.
Un buen edredón edredón cuesta entre 2.000 y 10.000 euros, aunque si eres de clima cálido (como yo), te puedes conformar con otro de menor calidad, ya que en los últimos años, con la entrada en el mercado de los edredones asiáticos, se han abaratado mucho, sobre todo los fabricados con micro fibras. La diferencia estriba en que los chinos, por ejemplo, aprovechan los ejemplares de patos por la pluma y aprovechamiento de su carne, algo que en Europa no, pues no se suelen matar. El proceso de extracción de las plumas difiere mucho entre Oriente y Occidente, así como el tratado o cuidado posterior, que pasa a ser plenamente industrial en Oriente y más artesanal en Occidente.
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Toni Ferrando.