Qué hay de mito y qué de verdad en los afrodisíacos

antonio 11 marzo, 2016

Antes de saber si una sustancia (afrodisíaca en este caso) actúa en el organismo de una manera concreta, debemos hacer varias puntualizaciones. Lo más significativo es que depende del metabolismo de la persona, y no solamente de su peso, sino de otros factores más actualizados en el tiempo, como el estado psicológico, la tensión arterial, pulso cardíaco, niveles de glucosa en sangre, el aparato respiratorio, el ambiente, etc, en el momento de la toma. Tan sólo un resfriado común podría variar los resultados de cualquier ingesta en nuestro organismo. Otro factor a tener en cuenta es el estado de la sustancia en si, es decir, si se trata de un principio activo concentrado en un sólo compuesto químico, el que a priori “desata” el estímulo específico buscado, o si se trata de un compuesto, natural o químico, que se encuentra mezclado con otras sustancias. El estado de dicho compuesto determina su poder, pues no es lo mismo tomar algo fresco o recién elaborado que algo a punto de caducar o en mal estado.

Teniendo clara la puntualización anterior, podemos resumir añadiendo que establecer una Regla General siempre resulta orientativa y no exacta, motivo por el cuál, en los spots publicitarios de los productos más susceptibles (farmacia, cosmética, droguería, etc), siempre nos recomiendan que sigamos las indicaciones que acompañan al producto y que consultemos al farmacéutico, aunque sea para adquirir una simple aspirina. Otra cosa a tener en cuenta estriba en que me baso solamente en fuentes científicas y mi trabajo me ha costado “desechar” lo legendario, pues existen muchos artículos que circulan por el mercado negro que se auto-atribuyen poderes “magicos” y como no he podido encontrar la opinión científica he prescindido de ellos. Por último debo añadir que no todos los afrodisíacos se toman vía oral ni tienen una forma más o menos definida. Creo que os sorprenderá alguno de los que os mostraré. Otro detalle a tener en cuenta es que no todos los tratamientos para la impotencia se pueden considerar afrodisíacos, solamente los que despiertan el “apetito”, por eso sólo recordaré los más efectivos demostradamente.

Para que os resulte sencillo localizar cada artículo, publicaré en primer lugar los de origen natural, para terminar con los artificiales o puros compuestos químicos. No descarto que en un futuro indague por esos otros a los que no encontré evidencia científica, pero por ahora espero que os guste encontrar los más tradicionales y significativos de la Historia. Entre los naturales he prescindido de los que han causado la extinción de alguna especie y de los que son causa de la desaparición actual de otras. El cuerno de rinoceronte pulverizado, los genitales de tigre, toro, tiburón, etc, perla pulverizada, venenos de serpiente y escorpión, extracto de caballito de mar y estrella de mar, etc, se siguen vendiendo en el mercado negro de numerosos países, sobre todo de Oriente, motivo por el cuál quedan muy pocos en libertad en nuestro Planeta.

Para hacerlo más emocionante, comenzaré por los menos considerados hasta llegar al más potente demostrado. Una de las leyendas urbanas más extendida por el mundo de la Mujer tiene como protagonista al chocolate, considerado como sucedáneo o sustitutivo del sexo por su poder calórico y aromas similares a los que se desprenden de manera natural cuando nos reproducimos. El chocolate despierta verdadera fascinación en la Mujer. No es casualidad que los Hombres más seductores regalen bombones a su pretendida, hecho que ya se ha convertido en una costumbre entre enamorados. Las proteínas que aporta el cacao aumenta los niveles de serotonina, los azúcares intensifican su poder, así que se puede decir que científicamente el chocolate es un afrodisíaco natural, pues despierta el deseo en menor o mayor medida. Ahora bien, debemos recordar lo dicho al principio: habrá mujeres que ni con 10 tabletas sentirán nada y otras, en cambio, con una sola onza se estremecerán de placer.

Un afrodisíaco de lo más “ecológico” y barato lo poseemos todos constantemente y se trata de nuestro propio perfume natural. Lo que observadores y teóricos sospechaban desde hace siglos, trataron de explicarlo científicamente diversas universidades occidentales, sobre todo en el Reino Unido y Suecia, en esta última los ensayos concluyeron mediante miles de comprobaciones con voluntarios a finales del siglo XX. Las pruebas demostraron que las mujeres se muestran indiferentes ante el olor masculino, pero en cambio los hombres sentimos una atracción poderosa por el perfume natural femenino. Con sólo el sentido del olfato, el hombre se siente atraído somática y psicológicamente. Si una mujer se siente atraído por el olor masculino se debe, según estos ensayos, a una mera atracción psicológica. Así que ese dicho de “les gusta el olor a tigre” no parece correcto científicamente. La razón química proviene de unas glándulas alojadas en el aparato genital femenino y que desprende feromonas. La pregunta obvia sería: ¿para qué perfumarse ellas artificialmente si el fin no es otro que la seducción y atracción masculina? Las respuestas también me parecen obvias, pero prefiero que Ustedes elijan la correcta.