La exclusiva lana de Cachemira

antonio 10 noviembre, 2015

La exclusiva lana de Cachemira proviene de Asia y algunas zonas de Oriente Medio, sobre todo de Turquía, y en todo el mundo se producen al año algo más de 15.000 toneladas. Si lo miramos sin comparaciones parece una cifra considerable, pero si vemos la producción de la lana de origen animal en términos generales, comprobamos que la cifra es de lo más discreta. La producción de lana en todo el mundo, y sólo de los cinco mayores productores, supera las 800.000 toneladas anuales. En los últimos tiempos China se ha convertido en la mayor productora de lana cachemira, seguida de Mongolia, ambos casi copan la producción. Les siguen Afganistán, Turquía y Kyrgyzstán. En estas zonas producen la lana de cachemira siguiendo el proceso que la convierte en uno de los productos lujosos más apreciados del mundo.

El origen de la cabra de Cachemira y por consiguiente de su lana, está localizado en una vasta región montañosa del Tibet y en algunas estribaciones del Himalaya, actualmente territorios de la provincia de Xinjiang (China). Luego se extendió hacia la India, siendo en la región de Cachemira donde se haría famosa y exportada a Europa por los británicos como uno de los objetos más apreciados. El proceso de fabricación comienza con la extracción de la fibra de la parte más profunda, fina y delicada de la lana de esta rara cabra, convirtiéndose en su acabado en un buen protector térmico pero de tacto suave, sedoso y de un peso inferior al de los demás tejidos. Para las clases más adineradas de Asia solamente es comparable a la mejor seda natural, pero abriga más.

Las prendas que se pueden confeccionar con la lana de cachemira (o cachemir, de cashmere en inglés), prácticamente no tiene límites: ropa interior, calzado cómodo, pantalones, camisas, rebecas, chaquetas, pijamas, abrigos, mantas, guantes y gorros, llevar una sola pieza elaborada con este tejido ya era una señal de prestigio para los autóctonos. A finales del siglo XIX los grandes modisto/as de Inglaterra y Francia comenzarían a confeccionar prendas de cachemir y desde entonces forma parte de lo más selectivo a la hora del buen vestir y de la moda. Desde entonces es un producto de lujo que nunca bajó de valor. Muchas veces, cuando no logramos discernir el material de un tejido en una modelo en la pasarela, es sencillamente porque se ha elaborado con esta delicada tela, que está a medio camino entre la lana más refinada y la seda.

Con todo lo dicho anteriormente, nadie se debe de extrañar que una camisa de cachemir multiplique por diez o más el valor de la lana más cara y que incluso supere el precio de la seda natural. Escocia, Italia y Japón son la vanguardia y líderes en elaborar y vender prendas de todo tipo con lana de cachemir. Una bufanda de cachemir puede costar, la más barata que he visto por la web, sobre los 90 euros, sin conocer su calidad, ya que muchas piezas mezclan diversas fibras disminuyendo su pureza (pashmina). Las grandes marcas, como Johnstons Cashmere, con garantía de calidad, una bufanda ronda los 100 euros, y un jersey puede superar los 650 euros, por nombraros las prendas más habituales.