Comer paella en Los Ángeles

La gastronomía española está considerada como una de las mejores del mundo y no hay Capital que se precie sin contar con algún restaurante representativo de esta cocina mediterránea y atlántica, sin olvidar los toques de la meseta central, configurando así la más variada y completa dieta del panorama internacional. En este “paseo” que Estilosdevida se da por las capitales del mundo, nos ha sorprendido poder comer paella en Los Ángeles, en el barrio (o distrito) con más millonarios por m2 del mundo, con unos platos totalmente españoles, ingredientes importados expresamente, los mejores vinos de España, cavas, helados y postres típicos de la gastronomía de toda la Piel de Toro.

El restaurante La Paella está situado en la calle de San Vicente, situada entre el oeste de Hollywood, viniendo por Sunset Boulevard y Santa Mónica en dirección Bretwood. Al noroeste se encuentra Beverly Hills. ¿Son nombres que no dicen nada verdad? Y es que los famosos del cine, grandes deportistas de élite, empresarios, artistas y  turistas en general, también tienen derecho a disfrutar de una comida al estilo español sin necesidad de viajar a nuestro país. Así que no es raro compartir techo y una excelente paella, sentado al lado de Leonardo di Caprio o con alguno de los hermanos Gasol.

El propietario del restaurante es un valenciano que abrió hace ya 27 años, Pascual Franqueza, con la intención de desarrollar una cocina mediterránea cuando estaba más extendido el estilo francés o italiano. Su rápida aceptación (no sin pequeños tropiezos), le animarían a completar una carta de vinos y platos representativos de toda la gastronomía española, convirtiéndose en uno de los mejores restaurantes de Los Ángeles y más apreciados de la Costa Oeste de los Estados Unidos.

Uno de los lemas que llaman la atención de los refranes y dichos diseminados por las paredes reza: “La buena vida es cara, la hay más barata pero no es vida”. Con esa perspectiva del buen comer, este restaurante nos puede ofrecer desde los platos más prestigiosos: “platillo de ibérico” a 100 dólares o un Ribera del Duero Gran Reserva a 650 dólares la botella, un vasito de albariño a 60 $, etc. Pero hay algo significativo que lo diferencia del resto de restaurantes del mundo: la tarifa de precios que cualquiera puede consultar en su página web. Y viendo la dificultad de conseguir los ingredientes originales, situados a miles de kms, más la preparación, nada fácil, en la cocina y el servicio, me ha asombrado que los precios sean tan similares a los de cualquier restaurante mediano/alto de España. Para resumir, buenos platos a buen precio, ya que en la bodega de La Paella, por ejemplo, reposan vinos de todas las calidades y orígenes. Extrañamente no he visto vinos de la Comunidad Valenciana en la carta mostrada en su web, pero supongo que también tendrán algunas botellitas. Al menos licores típicos valencianos si los tienen.

El ambiente del restaurante es tranquilo pero distendido. Su decoración y los detalles nos recuerdan a cualquier restaurante al estilo valenciano: de paredes blancas y clásicos manteles también de inmaculada presencia. La luz angelina nos recuerda también la misma que ilumina nuestro Levante. En cuanto a su plato estrella, como valenciano que soy, puedo asegurar (por lo visto) que su aspecto es el correcto, tanto en sus arroces en las paellas, paellas marineras y mixtas, como en el arroz a banda y arrós négre, el elegido por los orientales por su intenso sabor a mar y por el rastro negruzco que deja su tinta en los dientes, prueba fotográfica que no se cansan de enseñar a propios y extraños, convirtiéndose así en otra “extravagancia” de la visita a la meca del cine. De vez en cuando nos sorprende la actuación de algún grupo musical, invitado por el restaurante para amenizar el cafelito.

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Toni Ferrando.