Aventuras de lujo: viajes en busca de emociones diferentes

Hace tan sólo unos años que ha comenzado a desarrollarse y evolucionar un nuevo tipo de turismo que combina en un único concepto el turismo de aventura y los viajes de lujo. Este nuevo turismo de aventuras de lujo se caracteriza por tres factores que lo convierte en una experiencia única: escenarios maravillosos en lugares recónditos del planeta, la mayoría considerados espacios protegidos; la posibilidad de realizar actividades súper exclusivas, muchas de ellas solo experimentables por un número muy reducido de personas en el mundo y todo ello desde campamentos base que son alojamientos de lujo, únicos e incomparables.

El turismo de aventuras de lujo está enfocado a un público muy concreto: viajeros más o menos experimentados que comparten la búsqueda de nuevas emociones, no se conforman con destinos habituales y quieren enfrentarse a nuevos retos y experiencias, pero todo ello sin prescindir de las comodidades de la vida moderna y a poder ser contando con la mayoría de los lujos que ésta nos puede ofrecer. La verdad es que la combinación de jornadas excitantes realizando deportes de riesgo o viviendo aventuras únicas de exploración en la naturaleza y llegar a tu alojamiento para disfrutar de una piscina privada o una exclusiva sesión de spa, resulta de lo más atrayente.

Este tipo de turismo de aventuras de lujo es posible, hoy en día, gracias a los avances tecnológicos, que permiten la edificación con un máximo de confortabilidad, en lugares con condiciones climáticas y supervivencia extremas; lugares que hasta hace unas décadas, eran aptos sólo para que unos pocos pudieran conocer con riesgo de su integridad y, por supuesto, con el sacrificio de cualquier comodidad. Sin embargo, hoy podemos encontrar que proliferan alojamientos de lujo en lugares antes inimaginables como destino vacacional, como zonas heladas del círculo polar Ártico, las selvas de Kenia o Tanzania, los desiertos inhóspitos de Oriente Medio o las deshabitadas islas tropicales del otro extremo del planeta.

Muchos de estos alojamientos no son propiamente “hoteles” en el término occidental de la palabra, sino que adaptan los modismos locales para el disfrute de estos turistas de alto standing: icebergs de cristal templado en Islandia, Lodges en parques nacionales, designados reservas de la biosfera, como el Serengeti, antiguas fortalezas del desierto en las afueras de Abu Dhabi o lujosos bungalows sobre el agua en las Islas Maldivas. Todos ellos tienen el común denominador de ofrecer servicios y comodidades absolutamente exclusivas y la posibilidad de realizar actividades únicas.

Desde contemplar auroras boreales, practicar heli-esquí, observar especies protegidas como el leopardo de las nieves, paseos a caballo, en camello, en elefante, en kayak, en globo, etc… safaris fotográficos, buceo entre tiburones o participar en una excavación arqueológica, son sólo una pequeña parte de las originales actividades que se pueden realizar en algunos de estos viajes de aventuras de lujo. Este tipo de turismo está teniendo tanta aceptación y éxito que han surgido nuevas empresas especializadas en diseñar experiencias a medida para este nuevo tipo de trotamundos, los nuevos intrépidos outdoorsmen del siglo XXI y que ya abarcan destinos desconocidos y remotos en los cinco continentes.

Marga G.-Chas Ocaña

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